¿Cómo obtener mayor beneficio en Itaipú?

Un informe de la sección fotovoltaica de la Agencia Internacional de Energía, AIE, daba cuenta hace un tiempo de que el coste de sistemas de energía solar fotovoltaica en España era uno de los más baratos del mundo. El informe 20th, Trends in Photovoltaic Applications, muestra que en España, junto con muchas regiones del mundo, la energía fotovoltaica ya es una de las opciones más baratas en la generación de electricidad.

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Negocios equitativos en la región

No hace mucho Brasil y Bolivia retomaron la agenda energética para renegociar el contrato de compraventa de gas natural. Dicho contrato fue suscrito en 1996 y terminará en 2019; sin embargo, Brasil demostró su gran interés por renegociar el contrato, antes del vencimiento. Otro tema bilateral es el aprovisionamiento de gas natural a la termoeléctrica de Cuiabá, Brasil. El acuerdo, suscrito en 2012, compromete el envío de 2,24 millones de m3, “conforme la disponibilidad del energético”.

Un tercer tema incluye la operación de la hidroeléctrica Jirau. Los bolivianos están preocupados ante los efectos que pueda tener el ascenso hasta la cota 90 de esta represa, pero como existe una posibilidad de generación de 250 MW de potencia, que sería dividida en partes iguales, el interés mutuo aumentó. ¿Cómo logra Bolivia todo eso? ¿Cómo logra el Brasil, después de cinco años de sequía, abastecer su crisis energética? Incluso se está preparando para ser en el 2050 el mayor productor de energía eólica de América Latina y segundo en el mundo.

Negocio futuro en Itaipú

Ante ese avance acelerado de costes bajos de paneles solares, de generadores eólicos y de negocios equitativos en la región, ¿cómo se está preparando nuestro país para el 2023? Todos saben que ese año se salda la totalidad de la deuda por la construcción y el montaje de la mayor generadora mundial de energía limpia. ¿Qué otras alternativas tenemos? ¿Cuál es la perspectiva del Paraguay en un futuro de 30 años?

Gracias a la ciencia y la tecnología en el Valle del Silicón, California, EE.UU., y otras universidades prestigiosas del mundo, sumadas a la mano de obra barata en la China, tenemos un horizonte con menos presión energética y la posibilidad de aumentar la producción de alimentos y disminución de la pobreza, ¿cómo hacemos en Paraguay? Aquí van algunas premisas básicas, antes de entrar en el meollo de la cuestión:

1.- El principal argumento de algunos técnicos del sector energético es que “antes no teníamos nada” (solo el agua) y ahora tenemos la mitad de un patrimonio neto y pasivo total evaluado, según la contabilidad oficial, en US$ 17.000 millones. Por supuesto que esto no significa el valor del mercado, que fácilmente podría estar en US$ 50.000 millones. Además, aclaremos, un bien estratégico binacional de alta eficiencia ¡jamás podría venderse!

2.- Este patrimonio industrial genera por ingresos operacionales, en dólares americanos, la suma de 3.680.801.345, según balance 2015. En este monto se incluyen las ventas de energía a la ANDE, la Eletrobrás, la cesión de energía del Paraguay al Brasil y la venta de energía “no garantizada”.

3.- De este capital se deducen las deudas por la construcción y el montaje de la hidroeléctrica, además de los gastos operacionales, gastos judiciales (demandas laborales, empresariales, etc.), déficits actuariales de las cajas jubilatorias Cajubi (Py) y Fibra (Br), royalties, salarios y gastos sociales derivados de sus empleados, obras y servicios de empresas tercerizadas; además, se introducen entre estos, a partir del año 2005 (Notas Reversales 01/05 de la Cancillería paraguaya y 228/05 de la Cancillería brasileña), los famosos “gastos sociales”, adoptados bajo el concepto de responsabilidad social de las empresas. Hoy está en discusión en el Congreso si dichos gastos, sin acuerdo del Senado, son legales o no.

4.- En 42 años de Itaipú y 32 años de generación la relación de la demanda energética fue de 90% para el Brasil y 10% para nuestro país.

5.- El Tratado de Itaipú no es vitalicio, aunque los brasileños nos quieran convencer de lo contrario. Un buen arreglo solo depende de la inteligencia y el patriotismo de nuestros negociadores. La peor hipótesis que tendríamos sería la de continuar como está. Nuestros excedentes siendo “cedidos” en lugar de vendidos, la energía “no garantizada” siendo regalada como una complacencia interesada; la no construcción de la esclusa de navegación (sacramentada en el Tratado) y la falta de cogestión.

6.- Cuando ya no existan deudas de la construcción y el montaje, en el 2023, se debe hacer una nueva negociación, así como lo hizo Bolivia con su gas, o Panamá con su canal.

7.- Las crisis energéticas de nuestros vecinos no permiten bravuconadas. Se debe negociar y no aceptar imposiciones. Nuestra visión diplomática blandengue y las relaciones insanas de frontera deben ser modificadas para tener peso y autoridad moral en las negociaciones.

En las próximas entregas iremos demostrando los buenos negocios que podemos hacer.

(*) Exsuperintendente de Energías Renovables de la IB.

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