¿Cómo y por qué cambia el Paraguay actual?

Los cambios y trasformaciones económicas son normales y responden a modificaciones en la valoración de los recursos naturales, la tecnología y el consumo de la población. Hasta hace muy pocos años, Paraguay presentaba una estructura económica relativamente pequeña y circunscripta a la producción agrícola y ganadera, sin mayores márgenes de participación de otros sectores económicos.

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Si los cambios anteriores se realizaban de forma lenta, paulatina y segmentada, hoy se observa que la economía paraguaya se transforma en periodos de tiempo más reducidos, así como también dentro de cada uno de los sectores tradicionales, a lo que debe agregarse la irrupción de sectores como las industrias y las operaciones inmobiliarias, que antes no tenían un peso muy significativo, según observa la consultora Investor Economía.

La economía paraguaya creció durante varias décadas a ritmos muy lentos, creando muy pocos incentivos para modernizar, optimizar o mecanizar los procesos productivos, es decir transitar hacia una intensificación de la producción. Con un mercado interno muy pequeño y sin demasiados recursos

El proceso sostenido de modernización estructural incluye una transición demográfica marcada por el descenso notorio en la tasa de natalidad y en las de mortalidad, como resultado de mejores condiciones de salubridad. Pero el detalle que interesa es el descenso marcado de la cantidad de hijos por mujer, con la consecuente entrada de la mujer al mercado laboral, retrasando tanto la nupcialidad como la maternidad. Se pasa entonces de hogares semiextendidos, generalmente con presencia de tíos y abuelos, a hogares monoparentales, más pequeños y más demandantes de servicios por el funcionamiento del hogar, principalmente por la salida de los jefes de hogar al mercado laboral: guarderías, escuelas, supermercados, ocio, restauración, entre otros. Este fenómeno social y cultural tiene profundas implicancias económicas.

Paraguay inicia una transición acelerada de un esquema económico tradicional, en algunos casos y zonas con características precapitalistas, a sistemas productivos tecnificados, cada vez más eficientes e intensivos. Las principales actividades productivas se vinculan a cadenas productivas globales y comienzan a incorporar modelos de gestión modernos.

La mayoría de los sectores económicos experimentan procesos de modificación e intensificación con distintas intensidades. Sin embargo, parecería que casi todos los sectores pasan por un proceso de saturación del crecimiento, consistente en la presencia de límites naturales del formato de producción que exigen innovaciones sustanciales para seguir creciendo. En efecto, los ritmos productivos tradicionales no requirieron de modificaciones sustanciales, porque atendían a una demanda pequeña y con un poder adquisitivo muy reducido.

El crecimiento económico de los últimos años, notoriamente positivo por sus consecuencias sociales, exige nuevas competencias, habilidades y actitudes para responder a las condiciones cambiantes. Paradójicamente, no solo las crisis representan momentos de tensión y replanteamientos estructurales. En el caso de Paraguay, las buenas condiciones económicas y el desempeño positivo de varios sistemas productivos requieren de innovaciones intensas o mínimas, según el sector y la actividad, para hacer frente a nuevos escenarios, esta vez no marcados por la subsistencia o permanencia en el mercado, sino por la expansión, intensificación y diversificación.

Al Estado se le presenta una situación similar. La excusa de los escasos recursos para encarar obras públicas cede lugar al gran desafío del gasto público rápido, eficiente y transparente.

Definitivamente, los tiempos de abundancia también requieren altos niveles de gestión y anticipación y no precisamente de relajación ante condiciones favorables. Quizás sean estas las nuevas habilidades necesarias para pilotar periodos de crecimiento económico, que exigen incorporar la actitud prospectiva y de anticipación para comprender un mundo que se mueve y cambia mucho, al cual hay que saber insertarse de forma competitiva.

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