Efectos de las pensiones no contributivas en adultos mayores

El Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP) presentó una investigación realizada por Fernando Ovando sobre “Efectos de las pensiones no contributivas en los adultos mayores: El caso paraguayo”. El documento analiza el impacto del programa de Pensiones No Contributivas (PNC) que se viene implementando en Paraguay desde el 2010, destinado a todos los adultos mayores en situación de pobreza y que no cuenten con otro tipo de protección social estatal o pensión, con el objetivo de aliviar las necesidades de alimentación. 

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Debido al elevado nivel de informalidad que caracteriza a la economía paraguaya, solo el 10% de los adultos mayores percibe un ingreso por jubilación (EPH, 2016). Como respuesta a esta falta de cobertura se establece en el 2009 una pensión no contributiva para los adultos mayores que se encuentren en situación de pobreza. A pesar de esto, en 2016, todavía el 25% de esta población está en situación de pobreza. 

Para Ovando, la identificación correcta de los efectos que esta pensión tiene sobre los beneficiarios es clave para comprender si está correctamente dirigida a quienes deben recibirla y si cumple con los objetivos para los cuales fue establecida.

La pensión alimentaria a adultos mayores consiste en una asistencia monetaria mensual, equivalente al 25% del salario mínimo legal vigente. Se denomina no contributiva porque quienes la perciben no realizaron contribución. Se aplica desde agosto de 2010, pudiendo incorporar cinco mil beneficiarios ese año y a partir de 2011 veinte mil beneficiarios por año, según disponibilidad de recursos en el Presupuesto General de la Nación (Decreto N° 4542/10). Desde su vigencia en 2010 la cantidad de beneficiarios pasó de poco menos de 1.000 a unos 168.000, en 2016.

En términos nominales, durante el periodo 2010 y 2016, los gastos destinados al programa de pensiones aumentaron de G. 1.215 millones (US$ 0,3 millones) a G. 737.000 millones (US$ 130 millones). Estos fondos son enteramente financiados con recursos propios del Tesoro Nacional. Cabe resaltar que en 2016 el monto transferido representó el 4% del total de gastos sociales y el equivalente al 0,5% del producto interno bruto (PIB).

Características de adultos mayores 

La participación de adultos mayores según deciles de ingreso per cápita es cercana al 6% en cada uno de ellos, a excepción del decil más rico (decil 10) donde la cantidad de adultos mayores representa el 8% del total de personas de ese decil. 

La distribución de la población según deciles de ingreso consiste en dividir la población en diez partes iguales y ordenarla de menor a mayor, según el ingreso per cápita mensual de las personas, por lo tanto los primeros deciles se corresponden con las personas que poseen los menores ingresos, y en el otro extremo, en el decil 10, se encuentran quienes poseen los ingresos más elevados.

En la distribución de los adultos mayores que perciben la pensión no contributiva, según los deciles de ingreso per cápita, puede apreciarse que casi el 80% de los adultos mayores del primer decil y el 70% del segundo decil no están siendo beneficiados con la pensión, a pesar de estar en condiciones de pobreza de acuerdo a sus ingresos. Esta situación muestra el grado de ineficacia de un programa e indica la necesidad de destinar recursos adicionales para que el plan alcance a toda la población objetivo. Además, adultos mayores que se encuentran entre los deciles más ricos de la población también están entre los beneficiarios, lo que indica el grado de ineficiencia que puede tener el programa.

Efectos sobre los ingresos 

Como resultado de la evaluación de impacto que la pensión tiene en beneficiarios, no se hallan efectos significativos sobre el ingreso per cápita mensual de los hogares. Sin embargo, cuando se evalúan en términos individuales, los ingresos laborales y no laborales que perciben los beneficiarios de la pensión, se encuentran efectos significativos que indican un incremento del ingreso no laboral. 

Según los criterios de asignación del programa, los beneficiarios no deben estar percibiendo ingresos del mercado de trabajo. Empero, la información captada por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) revela que una parte importante de adultos mayores beneficiarios se encuentra en situación de ocupación y percibiendo ingresos (29%).

Efectos sobre la pobreza 

Sobre la condición de pobreza de los beneficiarios de la pensión hay un efecto positivo y significativo en términos estadísticos. De esta manera, quienes perciben la pensión presentan una probabilidad 23% menor de encontrarse en situación de pobreza que quienes no la reciben. En este punto se debe tener en cuenta que el monto de la pensión es alrededor de G. 458.000, cifra por debajo de la línea de pobreza oficial establecida para el área urbana de G. 630.524 y cercana a la línea establecida para el área rural de G. 446.798 (año 2016).

El hecho de ser beneficiario del programa reduce la probabilidad de participación laboral y empleo en 6%. La salida del mercado laboral por parte de los beneficiarios se corresponde con el efecto encontrado sobre las fuentes de ingreso. Lo cual indica que el monto percibido por la pensión compensa positivamente la reducción que se experimenta por salir del mercado de trabajo. Si bien este no es un efecto esperado del programa, se puede decir que resulta positivo para el bienestar de los adultos mayores.

En cuanto al género, la probabilidad de estar en condición de pobreza se reduce 24% para las mujeres y 22% para los hombres.

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