El Chaco productivo: diversificando y potenciando la economía paraguaya

La intensidad de las transformaciones que ha experimentado el Chaco desde finales de la década de 1990 no solo obliga a cuestionar las cifras estimadas de población, sino sobre todo a trascender la variable demográfica, que aparece como secundaria. Es necesario considerar el nuevo sistema de actores, sus actividades y su manera de reconfigurar el espacio y la sociedad chaqueña.

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En primer lugar, hay que saber que las proyecciones de población se han elaborado sobre la base de un Chaco estático, poco atractivo, y donde el único espacio dinámico era el Chaco Central, cuyas actividades aún se desplegaban en circuito cerrado, con Asunción como único mercado “externo”. Actualmente, el Chaco se transforma en un espacio atractivo, y no solo para inversionistas y ganaderos (sean estos paraguayos, uruguayos o brasileños). Efectivamente, las ciudades también se consolidan y diversifican sus actividades, acogiendo incluso a numerosos habitantes de la Región Oriental, atraídos por las nuevas oportunidades generadas.

En segundo lugar, se puede considerar que el Chaco se ha ido desarrollando bajo un claro fenómeno de resiliencia territorial, lo que supone la puesta en marcha de un proceso de desarrollo inesperado, bajo condiciones desfavorables y bajo ningún acompañamiento público. En la sombra, el Chaco hace lo suyo y se territorializa: de espacio poco ocupado y de escasas transformaciones, pasa a ser un espacio “compartido, transformado y progresivamente ocupado”. En otras palabras, el Chaco se afirma y teje sus redes con el “exterior”.

Hato ganadero

En toda la Región Occidental se cuenta con más de 5.000.000 de cabezas de ganado vacuno, representando la ganadería semiintensiva una actividad de referencia en el Chaco. Incluso en el Chaco Central, donde predominaba la producción de leche, la ganadería se impone claramente con sus 600.000 cabezas de ganado. Dicho rubro de exportación extiende toda una cadena logística y agroindustrial (frigoríficos de Loma Plata y de Mariano Roque Alonso, producción de cuero en Chaco’i, etc.) y los intercambios productivos que supone la compra-venta de animales genera nuevos vínculos territoriales.

Por su parte, la actividad agrícola se diversifica con la irrupción de nuevos rubros como el sésamo en el Chaco Central, cuya cadena productiva integra también a grupos indígenas. En espacios más alejados (Norte de Alto Paraguay o Norte de Boquerón), la apuesta por la producción de soja traduce nuevas e impensables posturas productivas. Dicho sea de paso, el desarrollo económico del sector agropecuario se acompaña de una miríada de actividades inducidas como la de los servicios a la producción (venta de maquinarias, tractores, insumos agropecuarios, etc.).

El Chaco Central, como motor del conocimiento y logística ganadera de toda la región, funciona como el elemento facilitador, catalizador y como pivot entre las diferentes zonas del Chaco, especialmente entre la ganadería del sur de Presidente Hayes y la del norte de Alto Paraguay, al mismo tiempo de integrarlas y conectarlas bajo la red de la logística regional se conecta con los sistemas productivos de la Región Oriental, por los dos puentes sobre el río Paraguay, que lo conectan con las ciudades de Concepción y Asunción.

Transición

La transición de la agricultura a la ganadería y de la ganadería extensiva a la ganadería intensiva de los últimos años, son los elementos que transforman al Chaco en diferentes espacios menores que pueden denominarse Chacos diferenciados y especializados, al mismo tiempo de integrar definitivamente a la economía nacional y a la Región Oriental. En efecto, la ganadería del Chaco se piensa en función de un escenario nacional y regional, donde los establecimientos de Concepción, San Pedro y Misiones se ponen en red para maximizar los rendimientos. Ante la intensidad de las transformaciones, numerosas preguntas y cuestionamientos se imponen acerca del devenir del Chaco. ¿Qué perspectivas suscita el Chaco urbano? ¿Cómo evolucionará el modelo de ocupación del espacio? ¿Con qué rapidez se irán integrando los diferentes espacios de la Región Oriental? ¿Cuál es el potencial de desarrollo de las ciudades ribereñas del Este? ¿Cuáles son las perspectivas de convivencia entre los distintos actores? Más aún, la posible instalación de nuevas actividades como ser la explotación de petróleo, exige un verdadero ejercicio de prospectiva territorial: ¿qué escenarios diseñar para el Chaco y como anticipar unos cambios tan bruscos como inminentes?

Sin temor a equívocos, puede suponerse que las tendencias actuales irán intensificándose: expansión productiva del Chaco Central, desarrollo económico y de infraestructuras en los nuevos espacios activados (Chaco asunceno, Bajo Chaco, Noreste, Noroeste, etc.). Algo es seguro, la evolución de la demanda de carne a nivel mundial presenta importantes perspectivas, lo que es de buen augurio para la actividad ganadera del Chaco.

Llegada de nuevos sectores

Por otra parte, la llegada de nuevos sectores económicos cómo el de la explotación de recursos fósiles está llamada a cambiar sustancialmente la estructura económica de la región. Efectivamente, la instalación de esta actividad se acompañará de la llegada masiva de contingentes de obreros, empleados calificados, ingenieros, así como de una multitud de actividades inducidas (servicios y comercios, tan diversos como numerosos). Es el momento de llevar a cabo reflexiones y acciones concretas con el fin de anticipar esta situación, limitando los eventuales impactos y sacando provecho de las nuevas oportunidades que brindarán los nuevos emprendimientos petroleros.

A proximidad de los pozos de extracción, las tres ciudades del Chaco central están llamadas a verse totalmente reconfiguradas. Esta constituye una razón suplementaria para dotarlas de equipamientos y servicios públicos que atenderán a una demanda que se manifiesta cada vez con mayor intensidad. El nuevo sector de actividad petrolero que está a punto de nacer en la Región Occidental.

Como en el resto del país, en el Chaco el proceso de urbanización parece encaminado y hasta inevitable. La particularidad del caso chaqueño reside en que los centros urbanos preexistentes cambian de vocación y adquieren las características de verdaderas ciudades. En el Chaco tradicional, Filadelfia, Loma Plata y Neuland constituían objetos territoriales que comandaban la vida de las colonias, aunque con una limitada diversidad socio-cultural y económica. Además, la baja densidad poblacional no otorgaba a estos pequeños centros urbanos el estatus de ciudad.

Elemento llamativo

Otro elemento llamativo es que, muy recientemente, las principales ciudades chaqueñas han dado un salto sustantivo en su naturaleza jurídica ya que se vuelven cabeceras distritales y adoptan una estructura antes desconocida: la municipalidad. Esta figura convive con la de la cooperativa y es un signo evidente de integración sociocultural: los habitantes de las ciudades ya no son solo colonos y socios de las cooperativas, sino que son también ciudadanos. Las ciudades aparecen entonces como un espacio de integración privilegiado entre poblaciones menonitas, latinas e indígenas y la diversidad cultural y de orígenes geográficos es realmente perceptible en las urbes emergentes del Chaco. Si bien Filadelfia y Loma Plata ya cuentan con un intendente y una junta municipal, Neuland se estaría aprestando a seguir el mismo camino.

Además, en el Chaco se asiste a un proceso inédito de diversificación socio-económica que traduce también la irrupción de nuevas aspiraciones sociales que muchas veces son antagónicas con los valores tradicionales: consumismo, ocio, servicios bancarios privados, etc. En el nuevo paisaje urbano, se multiplican los comercios, los bancos, los supermercados, las peluquerías, las farmacias, etc.

El desarrollo de las infraestructuras de comunicación se presenta como un reto mayor para difundir el dinamismo y facilitar los nuevos mecanismos de integración regional, tanto al interior del Chaco como entre éste y la Región Oriental. En este sentido, la pista terraplenada que une Filadelfia con agua dulce, más al Norte, es un eje de integración esencial entre el Chaco Central y un nuevo foco activo de producción agropecuaria del Alto Paraguay. Gestionado y mantenido por los actores económicos usuarios de este tramo, este corredor esencial da cuenta de la evidente ausencia del Estado. Sin embargo, otros actores son más vulnerables a la ausencia de los poderes públicos: es el caso de las comunidades ribereñas del Noreste del Chaco. En situación de aislamiento crónico, las ciudades de Bahía Negra, Fuerte Olimpo o Puerto Casado exigen una intervención inmediata del Estado en materia de equipamientos (instalación de energía eléctrica y de rutas…).

De manera totalmente inesperada, la región Occidental adquiere una nueva configuración económica, social y territorial, modificando por completo su relación al Paraguay, a la región y al mundo. Ante esta situación, el Chaco paraguayo merece ser observado desde otra perspectiva, trascendiendo las imágenes y preconceptos que suscitaba el Chaco tradicional. Algo es seguro, la Región Occidental aparece hasta hoy como un espacio insuficientemente conocido y estudiado: dicha situación debe cambiar.

La marcada expansión de la ganadería en diferentes zonas del Chaco demuestra el potencial productivo de toda la región, al mismo tiempo de reconfigurar el territorio e indicar una serie de líneas estratégicas que pueden acompañar, fortalecer y sostener el crecimiento económico.

Hato

En toda la Región Occidental, se cuenta con más de 5.000.000 de cabezas de ganado vacuno; la ganadería semiintensiva es una actividad de referencia.

Inédito

El Chaco asiste a un proceso inédito de diversificación socioeconómica que traduce también la irrupción de nuevas aspiraciones sociales.

Marcada

La marcada expansión de la ganadería en diferentes zonas del Chaco demuestra el potencial productivo de toda la región y reconfigura el territorio.

Las transformaciones

La intensidad de las transformaciones que ha experimentado el Chaco desde finales de la década de 1990 no solo obliga a cuestionar las cifras estimadas de población, sino sobre todo a trascender la variable demográfica, que aparece como secundaria. Es necesario considerar el nuevo sistema de actores y sus actividades.

Irrupción de rubros

La actividad agrícola se diversifica con la irrupción de nuevos rubros como el sésamo en el Chaco Central, cuya cadena productiva integra también a grupos indígenas. En zonas más alejadas (Norte de Alto Paraguay o Norte de Boquerón), la apuesta por la producción de soja traduce nuevas posturas productivas.

El Chaco Central como motor del conocimiento y logística ganadera de toda la región, funciona como el elemento facilitador, catalizador y como pivot entre las diferentes zonas del Chaco, especialmente entre la ganadería del sur de Presidente Hayes y la del norte de Alto Paraguay.

La transición de la agricultura a la ganadería y de la ganadería extensiva a la ganadería intensiva de los últimos años, son los elementos que transforman al Chaco en diferentes espacios menores que pueden denominarse Chacos diferenciados y especializados, al mismo tiempo de integración.

Sin temor a equívocos, puede suponerse que las tendencias actuales irán intensificándose: expansión productiva del Chaco Central, desarrollo económico y de infraestructuras en los nuevos espacios activados (Chaco asunceno, bajo Chaco, Noreste, Noroeste, etc.). Algo es seguro, la evolución de la demanda de carne a nivel mundial.

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