El Internet de las cosas

A seis vueltas de empezar el Gran Premio de Mónaco 2008 de Fórmula 1, Lewis Hamilton, corredor de McLaren, derrapó en el piso mojado de la pista, golpeó contra una barrera y pinchó su neumático trasero derecho. Estaba en el segundo lugar. Una pinchadura es un problema serio en cualquier competencia de Fórmula 1; en Mónaco es un desastre. El circuito corre en las tortuosas calles del Principado, adelantar y recuperar el terreno perdido es prácticamente imposible. Nelson Piquet dijo una vez que correr en Mónaco es como andar en bicicleta en el living.

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Cuando Hamilton tuvo el incidente, 13 miembros del equipo de carreras de McLaren estaban sentados en una habitación sin ventanas de la sala de control de Woking, Inglaterra, a 1.440 km de distancia. Los hombres y mujeres sentados ante los monitores, en uniformes blancos y negros, como los de sus compañeros de equipo en el circuito de la carrera, incluía estrategas, ingenieros de sistemas, ingenieros de rendimiento, ingenieros mecánicos y especialistas en informática. Muchas de las decisiones sobre la puesta a punto y administración del auto durante las carreras se hacen ahí, no en la pista. El equipo tiene ahora menos de 30 segundos, el tiempo que le lleva a Hamilton llegar hasta la zona de reparaciones para tomar una importante decisión.

En las semanas y días previos, los ingenieros de McLaren realizaron cientos de simulaciones, probando componentes, configuraciones, puestas a punto y estrategias. Una vez empezada la carrera, las simulaciones continuaron, su poder predictivo mejorando vuelta tras vuelta, a medida que llegaba información desde la pista. Esto significaba que había una recomendación en el sistema para lo que sucedió. Hamilton necesitaba una parada en la sexta vuelta en medio de una llovizna que se esperaba que terminara pronto. Solo seis segundos después de que Hamilton avisara que tenía una goma pinchada, con una nota de pánico en su voz, el ingeniero de carrera, con calma, por radio, comunicó al equipo de mecánicos que alistara un juego de cubiertas de “tipo intermedio”, que pueden adherirse al pavimento seco, pero no tan bien como las especialmente diseñadas para piso mojado. Casi al mismo tiempo, el jefe de equipo ordena cargar combustible extra.

Ambas decisiones fueron riesgos calculados. El combustible extra significa peso extra, y las cubiertas “tipo intermedio” no tendrían un rendimiento muy bueno en la lluvia, pero Hamilton podría estar en la pista más allá del punto en que sus competidores necesitarían parar a recargar combustible y cambiar sus neumáticos, ganando terreno en ese momento. En 10 vueltas, Hamilton estaba tercero y cuando los dos pilotos que le precedían tuvieron que detenerse, Hamilton retomó el liderazgo de la carrera y la conservó hasta el final.

Este es un ejemplo precursor del Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT), en el que la telemetría, las simulaciones y los modelos de pronóstico juegan un rol fundamental. Actualmente, el ser humano suministra información a las máquinas. En el mundo que muchos predicen, las máquinas se suministrarán a sí mismas la información y se comunicarán unas con otras, los robots harán nuestro trabajo y también se van a comunicar entre ellos. Se estima que para el 2020, entre 25 y 30 mil millones de aparatos puedan comunicarse entre sí, sin intervención humana.

Algunos autores trazan un paralelismo con la Atenas histórica, donde los esclavos hacían el trabajo, liberando a sus amos (los ciudadanos atenienses) de las labores “con poco valor agregado” diríamos hoy, permitiéndoles desarrollar ese pensamiento y esa cultura que vencieron el paso del tiempo. Se espera que en el IoT, robots y software hagan el trabajo de los antiguos esclavos griegos, liberando nuestro tiempo para que podamos desarrollar conocimientos a un nivel superior.

Una firma especializada en seguridad, del Reino Unido, sostiene que los seres humanos pueden controlar todos los detalles de una pantalla durante 15 minutos, después de los cuales se pierden el 95% de los detalles. Dicha firma sostiene que el trabajo de seguridad puede ser desarrollado de manera más eficiente por robots. Ellos no duermen, no se enferman, no piden permiso, no pagan seguro social, no se sindicalizan, no necesitan luz para trabajar, etc.

Lowe, una cadena norteamericana, en uno de sus locales usa robots para la atención al público. Cuando una persona entra al local, el robot, sensores mediante, detecta su presencia y sale a su encuentro a brindarle atención. El robot reconoce la voz, puede obedecer comandos a través de un tablero en su “pecho” o puede reconocer, por medio de su cámara, el objeto de muestra que el cliente pueda llevar. El robot conduce o indica al cliente donde se encuentra el objeto buscado. Esto podría significar que, en el futuro, Lowe no necesite humanos para la atención al público en sus locales. La Unión Europea tiene un programa para desarrollar leyes referentes a robots. ¿Un exoesqueleto es parte de un ser humano o es una prótesis? Si ese exoesqueleto produce un accidente, ¿de quién es la responsabilidad?

Duplicación cada 13 meses

De acuerdo con Buckminster Fuller, hasta el año 1900, el conocimiento humano se duplicaba cada siglo; a fines de la Segunda Guerra Mundial, cada 25 años; actualmente, cada 13 meses. Si IoT se hace realidad, se supone que el conocimiento humano se va a duplicar cada 12 horas. Es difícil imaginar qué pueden enseñar escuelas y universidades en un ambiente tan cambiante; algunos hablan de eliminar la palabra “enseñanza” del proceso enseñanza-aprendizaje y enfocarnos plenamente en el aprendizaje.

De formar comunidades de aprendizaje integradas por alumnos-profesores y la sociedad en general, en un proceso de mejora continua en el que las personas tienen que aprender y desaprender permanentemente. Un proceso permanente de creación de conocimiento en el que las máquinas jugarán un rol preponderante. Un mundo de aviones sin piloto y autos sin conductores.

Cuando pensamos en el IoT, pensamos siempre en un mundo mejor, en donde el ser humano se vea libre de una enorme cantidad de tareas menores y puede concentrarse en los problemas importantes que mejora la solución de los problemas cotidianos y sus estándares de vida, pero también tiene aspectos no tan positivos.

El uso de robots dejará sin empleo a las personas. Estas deberán re-educarse y pasar a desarrollar otras tareas con mayor valor agregado o sumarse a las filas de los desempleados. ¿Qué hacer con los desechos de las máquinas ricas en semiconductores y lantánidos? ¿Cómo procesarlos de manera eficiente para mantener el equilibrio ambiental? Hoy día, los daños digitales pertenecen al mundo digital, pero en el IoT, si un hacker entra a los sistemas informáticos de un auto sin conductor, puede causar daños físicos, produciendo una colisión, por ejemplo. ¿Qué va a pasar con nuestra privacidad? ¿Cómo vamos a controlar a las máquinas? Son algunas de las preguntas cuyas respuestas debemos encontrar.

Lo anterior es simplemente un esbozo de cosas que pueden sucedernos a los seres humanos en un futuro no muy distante, sus beneficios, sus implicancias, los posibles daños son difíciles de estimar; pero es un mundo futuro que no podemos ignorar.

Libre

Cuando pensamos en el IoT pensamos siempre en un mundo mejor, en donde el ser humano se ve libre de una enorme cantidad de tareas menores.

Incógnita

¿Qué va a pasar con nuestra privacidad? ¿Cómo vamos a controlar a las máquinas? Son pregun- tas cuyas respuestas debemos encontrar.

2020

Se estima que para el año 2020, entre 25 y 30 mil millones de aparatos puedan comunicarse entre sí sin intervención de personas.

Doble

El conocimiento humano se duplica hoy cada 13 meses. Si IoT se hace realidad, el conocimiento humano podría duplicarse cada 12 horas.

(*) Docente investigador de la UNA

hmcheco@gmail.com (*)

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