Estado de derecho Vs. Estado maltrecho

“El mundo está lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndoles en políticos”.  Benjamín Disraeli (1804-1881) Estadista inglés.

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El Paraguay necesita con urgencia nacer de nuevo. Sin embargo, eso ocurrirá solo cuando el pueblo deje de votar por sus verdugos y elija a un estadista. Administrar un país requiere de políticos idóneos que construyan un ambiente propicio con leyes justas. Necesitamos además que se reinstale un Estado de derecho y eso no se dará con jueces mercenarios.

Desde el establecimiento de una dictadura en 1947 con Higinio Morínigo y posterior consolidación de la autocracia con Stroessner, hace 70 años, nuestro país se debate entre la pobreza y la miseria. Siempre último en los índices del desarrollo, siempre primero en el atraso. Hemos aceptado la domesticación, la exclusión política y el marginamiento social como sistema de vida.

El último escándalo de la terna para la fiscalía es solo una muestra más del tan variado menú de obscenidad. Un senador imputado, que malversó escandalosamente los fondos de la agricultura familiar campesina, confirma con su voto, la impunidad de su caso. Una fiscala con promedio mediocre se convierte así en la intermediaria vil de un pueblo harto de una justicia, ya de por sí, prostituida.

¿Qué pasa en una sociedad que pierde los mojones de la moral y la ética? Pues, con esta ausencia se relativiza todo. Ya nada es blanco, ya nada es negro; la vida se torna gris y opaca. Y en esta zona claroscura todo ocurre, todo se permite, ya nada impresiona. Es la estrategia de un sistema perverso que ambiciona perpetuarse en el poder. Son los espíritus demoníacos de Nerón, Calígula y Hitler rondando peligrosamente los tres palacios del desgobierno paraguayo.

Mientras el narcotráfico siga siendo la cantera y financiera de la política, nuestro país no tiene esperanza. ¡Nunca hemos caído tan bajo! ¡Aún en el invierno de nuestra larga dictadura las mafias eran más decentes! Se contentaban con el reparto a discreción de las tierras fiscales, los empleos estatales y la recaudación del peaje. Sin embargo, a este ritmo político la debacle social se avecina y puede presentarse dos escenarios: el EPP se instala definitivamente y junto a él, la izquierda extremista y, segundo, la economía no repunta porque el capital se ubica en economías más estables de la región. Nuestro Estado no es de derecho, sino un Estado maltrecho.

¡Tuicha la diferencia! 

Una de las primeras medidas anunciadas por el director general brasileño, Luiz Fernando Leone Vianna, apenas asumió su cargo en marzo del corriente, fue la creación de un “conversatorio”, directo y sin filtros, con el cuerpo gerencial. Últimamente lo amplió a todos los empleados y lo hizo a través de un sistema llamado: “hable con Vianna”, donde el usuario encamina sus dudas, críticas e sugerencias al director en forma directa.

Hace una semana completé 305 artículos relacionados con la energía, el desarrollo y la geopolítica regional; 121 de ellos fueron escritos durante la administración Spalding. También envié una docena de sugerencias técnicas, proyectos y críticas constructivas, con todo el respeto que merecen las autoridades constituidas. ¿Qué contenían mis ponencias? Las mismas que Ud., amable lector, las lee en estas páginas del Suplemento Económico. Algunas consistían en proyectos antiguos presentados desde la administración de Miguel Luciano Jiménez, pasando por Víctor Bernal, Mateo Balmelli, Gustavo Codas y sus sucesores. ¿Usted piensa que estas cartas institucionales hicieron mella en tan solo uno de los 12 miembros del directorio y el consejo de administración actual? 

Deduzco que la alta gerencia ya está inmune a las críticas y los consejos. Y eso es lo más peligroso en un sistema político pluralista. “En la multitud de consejos está la sabiduría” dice el proverbio bíblico. Si lo más básico de la democracia, la participación, no se cumple, caemos en las autocracias. Un sistema excluyente es el preludio de una dictadura administrativa, que se complementa notablemente con una dictadura política.

¿Qué temen mis jefes a una entrevista, un diálogo o un intercambio de informaciones? Pues, por lógica, a la transparencia. ¿Por qué no proveen las informaciones más básicas solicitadas? Hemos pedido caudales históricos del río Paraná, energías producidas y otros datos técnicos, pero nos han respondido con el silencio. ¿Acaso piensan que esas informaciones nunca verán la luz? Necesitamos asentarlos en libros, en investigaciones académicas y socializarlas; de lo contrario seguiremos con el “catecismo patrio” al estilo de Rodríguez de Francia, o de la “agenda oculta de una educación masificada”, de Stroessner.

¿Acaso los paraguayos que no colgamos una pañoleta colorada somos ciudadanos de segunda o de tercera? Vendrán tiempos difíciles en que seremos llamados todos para la defensa nacional. Les puedo asegurar que muchos de los actuales administradores harán honra a los 23 legionarios fundadores de la ANR. Correrán despavoridos a otras naciones de habla inglesa, francesa o rusa, pero no podrán caminar por las calles, comer en los bares o asistir en los estadios de futbol, en su propio país. No podrán disfrutar de una jornada deportiva, espiritual o social, en ningún rincón de la patria. El pueblo lo demandará inexorablemente.

(*) Exsuperintendente de Energías Renovables de IB

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