La buena salud agrícola y su incidencia en el comportamiento económico del Paraguay

En materia de participación del sector agropecuario dentro de la estructura del Producto Interno Bruto (PIB), la agricultura se lleva el 18%, la ganadería el 5,3% y el 1,1% la actividad forestal. En tanto, en lo que respecta a la cadena de valor agrícola, es decir, los vínculos del sector como industria, transporte, finanzas, comercio, la agrícola se posiciona con el 28,9%, seguida por la carne, con el 10,1% y la foresto-industrial representa el 2,0%. Considerando todos los mencionados componentes, la actividad de los agronegocios dentro del PIB representa a aproximadamente el 41%.

La importancia de la actividad agrícola como uno de los pilares de la economía nacional también se traduce en la cantidad de empleos que genera. De un total de la Población Económicamente Activa (PEA) conformada por aquellos que trabajan o buscan activamente trabajo, y que asciende a aproximadamente 3.492.541, el 24.7% se concentra en fuentes de empleo creados por las empresas dedicadas a los agronegocios.

¿La soja será un componente importante?

La producción de soja en Paraguay representa el 65% dentro del componente total de la agricultura del país, porcentaje de participación más que determinante para afirmar que su comportamiento termina moviendo la balanza del desempeño económico nacional y este año no será la excepción, más aún considerando el récord de producción de la también conocida como oleaginosa.

En el 2016, de acuerdo con datos del Banco Central del Paraguay (BCP), la agricultura presentó una expansión del 2,7% en términos de su tasa interanual, acumulando de esta manera una de 2,6%.

El resultado favorable del año pasado se debió, según la banca matriz, principalmente a la buena campaña sojera, además del satisfactorios desempeños de otros cultivos especialmente como el maíz, tabaco, caña de azúcar, poroto y maní, que presentaron buenos volúmenes de producción.

El crecimiento de la actividad agrícola se vuelve aún más relevante si se considera su efecto en otras actividades productivas como los servicios de transporte de cargas, silos y depósitos y las agroindustrias.

De acuerdo a datos del sector productivo, la cosecha de soja este año se estima que sobrepasará las 10 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento en la producción de 17%, si se compara con el 2016.

Este importante comportamiento de la oleaginosa se tradujo a 3.388.000 de hectáreas sembradas, lo que permitirá al productor generar una ganancia, excluyendo el pago de sus deudas, de 516 dólares en promedio por cada dimensión de suelo, monto superior al obtenido el año pasado, de 237 dólares. El margen actual, si se traduce a la totalidad de plantaciones, llega a una rentabilidad para el sector sojero de 1.748.000.000 de dólares.

De momento, ya se está comenzando a registrar el ingreso de divisas o dinero al país por las exportaciones realizadas y se estima que el 50% del importante volumen de recursos, alrededor de 874 millones de dólares, sean destinados para el pago de los compromisos financieros asumidos por el sector agrícola, cuya cartera con los bancos asentados en Paraguay asciende a unos 3.200 millones de dólares.

La importante inyección de recursos de forma directa dará a las entidades financieras del país la suficiente liquidez para apalancar sus diferentes productos como los destinados al financiamiento del comercio, la industria, los servicios, el consumo y demás, generando un importante dinamismo al circuito económico de Paraguay y que se traducirá en una expansión del Producto Interno Bruto (PIB).

Y, ¿la intervención del Estado?

Desde unos años atrás y hasta esta parte, la participación del gasto público ha contribuido también al dinamismo de la economía paraguaya. La inyección de recursos que realiza el Estado paraguayo en los proyectos de infraestructura generan importantes externalidades, desde las empresas proveedoras de insumos hasta la mano de obra directa e indirecta que se genera, desde el inicio hasta el final de una obra. Además del impacto positivo en otros grupos como en los comercios pequeños y sus respectivas familias.

Aunque reducir la brecha de infraestructura en Paraguay y mejorar la eficiencia de la ejecución siguen siendo un desafío para el país, el financiamiento y concreción de proyectos de obras públicas ha venido en aumento con la captación de recursos mediante las emisiones y colocaciones de los bonos soberanos en el mercado internacional.

Los antecedentes dan cuenta de que en el 2010 el Estado destinó US$ 222 millones para la ejecución de obras, en los años 2011 y 2012, canalizó US$ 249 millones y US$ 325 millones, respectivamente.

En los siguientes años como el 2013 y 2014, donde se realizaron las primeras incursiones de los títulos del tesoro en el exterior, el financiamiento de obras fue por US$ 434 millones y US$ 485 millones. En tanto que entre los años 2015 y 2016, la inyección de recursos se ubicó en US$ 478 millones y US$ 562 millones.

Para este 2017, el Poder Ejecutivo tiene previsto destinar igual monto que en el 2016 y que asciende aunos US$ 562 millones.

A esto se le deben sumar otros proyectos en proceso de llamado a licitación, adjudicación e inicio con otras fuentes de financiamiento como la Ley Nº 5102/13 “De promoción de la inversión en infraestructura pública y ampliación y mejoramiento de los bienes y servicios a cargo del Estado”. La misma es un instrumento que se materializa en un contrato de largo plazo entre el sector público y el sector privado, a fin de desarrollar infraestructura pública y/o prestar servicios, así como en la producción de bienes y en la prestación de servicios, que sean propios del objeto del organismo, entidades, empresas públicas y sociedades en la que el Estado sea parte.

Otra figura que se encuentra como posibilidad de financiamiento es la Ley N° 5074, o conocida como “De llave en mano”. En la misma, el sector privado consigue la fuente para empujar el proyecto y el Estado paga solamente si la obra está terminada y utilizable, es decir transfiere el 100% del riesgo de diseño y construcción al contratista, no existen reajustes a lo largo de la vida del contrato ni modificaciones de contrato.

Planes

Entre las obras de gran impacto previstas y en proceso de inicio se encuentran la ampliación y duplicación de las Rutas 2 y 7, tramo Ypacaraí-Coronel Oviedo (Ruta 2) y Coronel Oviedo-Km 183 (Ruta 7), proyecto adjudicado en octubre del año pasado y que demandará una inversión de US$ 527 millones. También se destaca la ampliación y mejoramiento del aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi. Se estima que las obras costarán unos US$ 149 millones a ejecutarse en tres fases, dentro de los treinta años del contrato de concesión.

En tanto que para este abril ya iniciarán los trabajos para el nuevo sistema de alcantarillado, que unirá San Lorenzo, Fernando de la Mora y Asunción.

El plan representa una inversión de US$ 58 millones, que serán financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dentro del Programa de Saneamiento Integral de la Bahía y área metropolitana de Asunción.

La construcción del Corredor Bioceánico, que unirá las ciudades de Carmelo Peralta y Loma Plata, en el departamento de Alto Paraguay, Chaco, es otro proyecto que requerirá la inyección de capital, de aproximadamente US$ 400 millones.

El proyecto de la Costanera Sur, que anexará Asunción con Lambaré, bordeando el río Paraguay, en tanto, demandará una inversión de US$ 230 millones.

El Gobierno actual tiene en agenda un ambicioso plan de inversiones consistente en aumentar la ejecución para el 2018 a US$ 1.000 millones por año en obras públicas, es decir 3,5% del Producto Interno Bruto.

Para que el mencionado programa sea un hecho, el Gobierno empuja estos nuevos instrumentos de financiamiento, teniendo en cuenta que los compromisos del Estado, principalmente salariales, sin un plan de reforma estructural para revertir la situación, absorben en casi su totalidad los recursos generados por el Estado. Esta situación le imposibilita contar con fondos genuinos para hacer frente a planes de infraestructura de gran envergadura.

Participaciones que determinan

De esta manera, con la significativa participación de los ingresos provenientes de las exportaciones, especialmente de la soja, y que sumaría 2% al PIB, y la intervención del Estado con importantes obras públicas, el crecimiento económico de Paraguay en este año se perfila con resultados positivos, igual o superior a lo experimentado al cierre de 2016, cuando la expansión del PIB cerró en 4.1%.

* Los números revelan que el sector agrícola será nuevamente uno de los principales componentes del crecimiento económico del país este año, atendiendo solo el récord de la producción sojera. El alentador escenario está comenzando a sentirse con el ingreso de divisas por la exportación de granos.

* En materia de participación del sector agropecuario, dentro del PIB, la agricultura se lleva el 18%, la ganadería el 5,3% y el 1,1% la actividad forestal. Cuando la agricultura tiene buen desempeño, se dinamizan otros sectores, como el comercio y los servicios.

* De un total de la Población Económicamente Activa (PEA) conformada por aquellos que trabajan o buscan activamente trabajo y que asciende a aproximadamente 3.492.541, el 24,7% se concentra en fuentes de empleo creados por las empresas dedicadas a los agronegocios.