Nuevo paradigma para Mercosur

Los actores y los espectadores del fenómeno integracionista manifiestan evidente desencanto. Los unos porque Mercosur no parece que va a morir a pesar de los golpes que se le asestan en sus partes vitales; los otros porque no despega ni se consolida definitivamente.

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Hace más de 24 años que Mercosur comenzó su lento camino hacia la unión de nuestros pueblos. Un camino que parece no tener final, pero que se inició llenando de entusiasmo y esperanza a quienes observamos el fracaso irreversible del modelo de Estado Nacional y vemos en la integración regional un modo razonable de superar los antagonismos y diferencias, que aún subsisten entre pueblos que deben construir un nuevo espacio geopolítico, impulsados por su necesidad vital de sobrevivencia, su comunidad de origen y la solidaridad en objetivos y valores compartidos, que tienen como destino manifiesto una convivencia común, exigidos por la antropología, la historia, la cultura, y sus propios intereses económicos y sociales.

Como en toda tarea trascendente, al chocar el proceso de integración con obstáculos e incomprensiones, el entusiasmo inicial se ha ido frenando y desgastando. A fuerza de dar rodeos, aplazar decisiones o retroceder en su cumplimiento, los gestores se empeñan en vestir con ropaje técnico o disfrazar con lenguaje diplomático lo que no es sino puro y simple egoísmo seudonacionalista, o manifiesta incompetencia de conducción política de los gobernantes de turno. El hecho es que la integración ha perdido vitalidad, y muchos de los que creyeron en un Mercosur fuerte y unido, han dejado paso ahora a una sensación de desencanto e indiferencia.

Hipótesis que permiten conjeturar respecto a los obstáculos y distorsiones percibidas en el Mercosur.

I. Los gobiernos de los Estados-parte siguen fieles a la concepción y al modelo perimido de Estado Nacional soberano y autosuficiente, que influye negativamente en el proceso de integración formalizado en el Tratado de Asunción (TA).

II. Esa postura contribuye significativamente a crear en los operadores empresariales, sindicales y culturales –intelectuales, profesionales, docentes y pastores religiosos– un generalizado sentimiento de frustración y desencanto, que solo la formulación de un nuevo paradigma contribuirá a superar, facilitándose nuestro proceso de integración subregional.

Un nuevo paradigma para Mercosur

Desde una visión optimista y proactiva, fundada en una concepción amplia de integración, considerando los resultados y la experiencia de la UE, Mercosur debe ir ampliando su composición hasta llegar a conformarse como un superestado denominado Unión Americana del Sur o Estados Unidos del Sur, que será el primero por su extensión territorial y su riqueza natural.

Explicitación de la tesis con algunas pautas y propuestas para la acción:

1. La sociedad política debe asumir y reconocer que es obsoleto el modelo de Estado que tenemos; debe transformarse el sistema y el régimen político existentes; debe acelerarse el proceso de construcción de un nuevo orden internacional con grandes espacios integrados política y económicamente.

Una integración que discurra sobre el paradigma solidaridad-respeto a la dignidad humana, superando el paradigma conflicto-cooperación, característico de las zonas de libre comercio.

2. En el escenario de la globalización los nuevos espacios geopolíticos deben ser económica y socialmente sustentables sobre bases materiales reales, superando los mitos del nacionalismo, el estatismo y el militarismo, que han sido el fundamento ideológico del modelo de Estado nacional.

3. El nuevo espacio geopolítico y socialmente sustentable que corresponde ocupar a Paraguay, es Mercosur. Nuestra política exterior no debe reflejar la política interna ni tampoco ser antagónica con esta, sino ser coherente con los principios y normas del derecho internacional, asumiendo con lealtad y sin ambigüedades las obligaciones y los derechos que derivan de la membresía de Mercosur.

Los Estados-parte deben actuar responsablemente de acuerdo con una visión histórica que señala a Mercosur como algo que trasciende el destino particular de cada estado. No se pueden aceptar gestos unilaterales o comportamientos transgresores de las normas comunitarias que vacían de contenido institucional a la convivencia dentro del Mercosur.

4. Debe priorizarse Mercosur como una comunidad de personas por sobre Mercosur concebido como una sociedad de estados; fomentarse el Mercosur de la gente sobre el Mercosur de las cosas; darse preeminencia a la ciudadanía comunitaria sobre el origen nacional de las personas.

5. A partir de este nuevo paradigma, las desigualdades que se detectaron en la implementación del TA y el desencanto que genera el proceso actual no se solucionan ni manteniendo el statu quo ni reformulando el TA, pues “las crisis en el desarrollo de los procesos de integración se superan con más integración, a más velocidad y con mayor profundidad. Esta regla no escrita debe aplicarla Mercosur como ya lo hiciera varias veces la Unión Europea a lo largo de su más de medio siglo de historia”. Conviene reconducir el proceso hacia el nuevo paradigma, y con esa visión de futuro la crisis actual de Mercosur será evaluada y resuelta con nuevos enfoques, aprovechando la oportunidad para desarrollar otras dimensiones.

6. Se tiene que avanzar hacia sistemas productivos complementarios dentro de Mercosur, que permitan alcanzar, mediante fusiones, joint venture o alianzas estratégicas de las empresas, un aprovechamiento óptimo de los recursos productivos de la región, sustituyéndose el concepto de “integración de demanda” sobre la base de sustitución de importaciones.

Conclusión

Con el nuevo paradigma los líderes asumirán una conducta proactiva. Ya no se negociará a partir de los intereses sectoriales, sino con una visión de bien común compartida con todos. Mientras los Estados-parte se propongan obtener ventajas a costa del todo, Mercosur perderá identidad y fortaleza, debilitando aún más a cada parte. Pero si las partes trabajan para fortalecer el todo aún a costa del propio sacrificio, las partes en definitiva aumentarán su fortaleza en razón del poder alcanzado por el Mercosur como un todo. Son los nuevos líderes quienes tienen que asumir ese compromiso, porque los dirigentes esclerotizados en el pasado se hallan todavía inmovilizados por los paradigmas del nacionalismo, del estatismo y del militarismo.

Asumir

La sociedad política debe asumir y reconocer que es obsoleto el modelo de Estado que tenemos; debe transformarse el sistema.

 24 años

Hace más de 24 años que el Mercosur inició su lento camino hacia la unión de nuestros pueblos. Hoy parece no tener final, a pesar del entusiasmo inicial.

Respeto

Hace falta una integración que discurra sobre el paradigma solidaridad-respeto a la dignidad humana, superando el paradigma conflicto-cooperación.

Enfoques

Conviene reconducir el proceso hacia el nuevo paradigma. Con esa visión de futuro, la crisis actual del Mercosur será evaluada y resuelta con nuevos enfoques.

* E-mail: jdcm@consultronic.com.py

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