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Ambos Tratados binacionales consagran la igualdad de derechos y obligaciones entre los contratantes y están diseñados para que cada país haga uso de sus respectivos derechos de compra, previa firma de los correspondientes contratos de compra-venta y su respectivo pago.
Por el contrario, es Paraguay quien decide no cumplir con su obligación de contratar su 50% y opta acordar con el Brasil y la Argentina la cesión de su respectivo derecho de compra a cambio de una compensación, que muchos comparan erróneamente con una venta de potencia y energía de donde se desprende la distractiva y populista bandera de lucha por el “precio justo”.
El origen del mito acerca de que ambos Tratados obligan a Paraguay a ceder su energía no utilizada en ambas hidroeléctricas se pierde en los oscuros rincones de nuestra historia, pero urge abandonarlo por su precariedad y debilidad argumental y principalmente porque limitan la estrategia de negociación al remanido y anunciado pedido de incremento del monto de la compensación por la cesión del derecho de adquisición de la energía no consumida, asimilándolo equívocamente a una venta de energía.
Los motivos reales por los cuales Paraguay no avanza hacia la compra y comercialización de su energía no utilizada son debidos a la insolvencia financiera para contratar, la nula experiencia en mercados competitivos, la inmovilizante aversión al riesgo empresarial y la absoluta ausencia de motivación de los directivos de la ANDE, la entidad comercializadora de energía paraguaya en las binacionales.
Es ilógico y absurdo pensar que los directivos de la ANDE asumirían seriamente el compromiso del diseño y ejecución del proyecto de comercialización de la energía paraguaya cedida cuando que sus pares de Eletrobrás y Ebisa gerencian y asumen los riesgos del negocio por los nuestros.
Las veces que los directivos de la ANDE comercializaron internacionalmente la energía proveniente de Acaray lo habrían hecho sin convocar a licitación pública y lo habrían vendido a precios por debajo del monto contractual firmado. Los millones de USD de costo de oportunidad perdidos por tales lamentables negocios pasados pudieron haber contribuido suficientemente para construir la postergada red de transmisión para interconectar Itaipú y Yacyretá.
De acuerdo al anteproyecto de ley de creación, la Conebi (Comercializadora Nacional de Energía de las Binacionales) sucederá a la ANDE en la comercialización de la energía de las binacionales, con una estructura organizacional especializada, tal como lo tienen nuestros vecinos, siendo lo recomendable y usual en los mercados eléctricos del mundo; organizará e invitará a los más experimentados y solventes comercializadores de la región para participar en las licitaciones públicas internacionales para competir por los numerosos bloques de suministros de energía que serán estructurados según cada mercado eléctrico. Estos comercializadores adjudicados negociarán contratos en los mercados vecinos donde sus mejores conocimientos y estrategias comerciales determinarán sus ingresos y los del país, con activo seguimiento de la Conebi.
Una de las ventajas de la ley de la Conebi sería que al contratar el 50% de la potencia disponible de Itaipú, toda la energía superior a la garantizada asociada a la misma serán destinadas a la comercialización en el mercado paraguayo, con un impacto económico positivo de unos 130 millones de USD anuales para nuestro país, que hoy lo cedemos voluntariamente al Brasil. Otro beneficio podría provenir principalmente del margen de los contratos bilaterales y eventualmente de la venta en mercados de oportunidad en una magnitud dependiente de las condiciones del momento.
Cada dólar obtenido por la Conebi por encima de la compensación por cesión, unos 10 USD, significará un equivalente anual de 36 millones de USD de beneficio directo para el país. Esto es equivalente a un hospital público de primer nivel para niños por año que no construimos por propia decisión. El dólar número 2 serían otros 36 millones USD anuales destinados a la educación de nuestros niños y jóvenes que lo perdemos por una ridícula barrera ideológica local contra la participación privada que nos autoimpusimos y ni siquiera podemos acordar dejarlo de lado.
No existe barrera técnica o legal infranqueable para implementar esta propuesta. La única barrera es un arcaico imaginario político construido como consecuencia de la necesidad de mantener el ritmo del avance del país acorde a nuestro pesado, lento y remolón dinosaurio monopólico anclado en el siglo pasado.
Sustituir
De acuerdo al anteproyecto de ley de creación, la Conebi sucederá a la ANDE en la comercialización de la energía de las binacionales.