Proyectos de generación para el futuro

La matriz energética actual del país muestra la necesidad de tener definiciones fundamentales mirando el panorama de las próximas décadas en relación a la producción de energía eléctrica.

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La producción de energía de acuerdo al Viceministerio de Minas y Energía tiene la siguiente composición: Hidroenergía, 52%. Biomasa, 29%. Hidrocarburos 19%. 

Sin embargo, la estructura de consumo es como sigue: Biomasa, 43%. Hidrocarburos, 39%. Electricidad, 18%. 

Una primera reflexión sobre estos números nos lleva a decir que debemos modificar el esquema de consumo, buscando impulsar fuertemente el uso de la energía eléctrica, porque contamos con dos centrales hidroeléctricas binacionales (Yacyretá e Itaipú) y que al país le corresponde el 50% del total de la producción generada.

Con relación a la generación, existe una opinión generalizada que el país dispone de energía eléctrica abundante y que debería tener menor costo para el usuario, las dos cosas merecen un análisis más detallado.

En particular, refiriéndonos a la abundancia, en el marco de los tiempos necesarios para disponer de nuevas centrales de energía, se debe señalar que muy pronto esto ya no será así.

Mencionamos brevemente dos estudios, uno realizado por ANDE en el que se plantea que para una demanda de energía promedio del 9%, en el año 2030, o un poco antes, tendremos un déficit de 2683 MW de potencia y de 9162 GWh/año estimativamente, es decir, actualmente pareciera como algo impensado o muy lejano. Sin embargo, pensando en los tiempos necesarios para construir nuevas centrales de generación, disponer de diez años es un tiempo justo para comenzar la construcción de proyectos de este tipo, por consiguiente, esto es algo que no puede esperar demasiado tiempo.

Esta situación futura se refuerza con otro estudio presentado por la Fundación Bariloche en noviembre de 2016 denominado “Prospectiva Energética del Paraguay 2013-2040”, en el que se concluye que alrededor del 2030 deberán entrar en funcionamiento nuevas fuentes de energía para cubrir la demanda esperada, lo que se observa en el gráfico siguiente.

Para ese tiempo, en el estudio se supone tener disponibles los siguientes proyectos hidroeléctricos: 

a) Un conjunto de pequeñas centrales, que sumen un total de 1000 MW. 

b) La ampliación de la central Acaray (150 MW). 

c) La central Aña Cua (273 MW ). 

d) La central Corpus Christi (1440 MW). 

Por otra parte, sobre el río Paraná existen tres proyectos de aprovechamientos hidroeléctricos , que son: 

1) La central Corpus Christi. 

2) La central Itatí-Itá Cora. 

c) La central Aña Cua. 

Actualmente se está impulsando el proyecto Itatí-Itá Cora sobre el río Paraná, con una potencia instalada estimada en 1660 MW y 11.290 GWh/año de energía generada y la central hidroeléctrica, Aña Cua con 273 MW de potencia instalada, con una energía de 2000 GWh/año como generación anual. 

El proyecto Corpus Christi tiene varios estudios, el últimos ha sido: “Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto Corpus Christi” y “Ejecución de las Investigaciones Geotécnicas entre las progresivas 1650 y 1660 del río Paraná, en el sitio Pindo’i”. La producción energética de éste emprendimiento es de 21.000 GWh/año, con una potencia de 2880 MW instalados, al Paraguay le corresponde disponer del 50% del total mencionado.

Los proyectos de mayor tamaño son Corpus Christi e Itatí-Itá Cora, por lo tanto se requerirá más tiempo para la implementación de los mismos, ya que una vez tomada la decisión política de llevar a cabo un emprendimiento binacional de estas características hasta que se produzca la generación efectiva de energía, pueden pasar 10 años, en promedio, y ya estaríamos en el año 2028.

La percepción de hoy es para qué queremos tanta energía si no tenemos donde utilizarla; la respuesta es obvia, la energía disponible en exceso es un recurso económico y estratégico muy importante para el desarrollo del país en términos de exportación. 

Cuanto más tarde se planifiquen y decidan construir nuevas fuentes de energía, dispondremos de menos tiempo para construir centrales antes de llegar a tener el déficit energético previsto. Desde este punto de vista existe un lapso de 15 años para aprovechar toda la capacidad exportadora de energía, ya que de ahí en adelante todas la centrales se utilizarán en su totalidad para abastecer la demanda de nuestro mercado, esto suponiendo que ya estarán funcionando todas las centrales mencionadas antes; mientras que, simultáneamente, la energía disponible para exportar irá disminuyendo.

En este punto se debe decir que aún falta avanzar más en los estudios para tomar la decisión de construir los proyectos mayores, en consecuencia la política energética, mirando a un futuro cercano se debe impulsar cuanto antes el aprovechamiento de todas las fuentes de energía para generar recursos al país durante el tiempo previsto, en el que la oferta será mayor que la demanda interna, es decir la oportunidad de exportar mayor volumen de energía a medida que pasa el tiempo sin tomar decisiones se irá reduciendo.

En la actualidad, la dificultad que se plantea para usar la energía en el país es la situación de las redes de transmisión y distribución, hace falta mejorar y construir nuevas redes con la capacidad necesaria para tener las condiciones adecuadas de abastecer a las obras que se requieran.

El tiempo, en términos energéticos, en el marco de la planificación tiene un horizonte mirando al 2040, no es mucho para lo que se debe hacer, generar energía y exportar en condiciones favorables para el país de manera a obtener los recursos necesarios y realizar las redes energéticas requeridas para utilizar toda la energía que nos corresponde en las centrales hidroeléctricas binacionales existentes, y en las que se deben construir para impulsar el desarrollo del Paraguay. 

(*) Miembro de la IEEE

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