El cementerio está repleto de insustituibles

Entre las muchas complejidades que el ser humano enfrenta –además de la gran dificultad para comprenderlas o, incluso, administrarlas de forma positiva– está la transitoriedad, como la única variable permanente de nuestras vidas.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/MXFYTNGYVRCMXLLGON3IPNACVI.jpg

Cargando...

Apenas nuestras obras, realizaciones, recuerdos o legados pueden resultar duraderos o inmortales. Esta inquietud incierta ya comienza a referirse a cuánto tiempo puede extenderse nuestra propia existencia.

Pero, curiosamente, esta inquietud afecta de manera más intensa y puede prolongarse por toda una vida. Las personas que conquistan poder, éxito, prestigio, reconocimiento o posiciones de destaque en los diferentes escenarios de nuestro universo social, como empresarios, ejecutivos, artistas, deportistas, gobernantes, entre otros, están en esta categoría. Y de una forma mucho más desafiante para todos aquellos que se volvieron personajes, es decir, que crearon una imagen externa, en la mayoría de las veces, desvinculada de su propia identidad original.

El apego –o, incluso, la necesidad– al prestigio, reconocimiento, aplauso, adulación, aunque se juzguen indispensables puede presentarse como fatal para muchos que no imaginan el mundo sin estos factores.

Para muchas de estas figuras es muy difícil alcanzar una clara comprensión de que su obra o legado puede tornarse perenne o inmortal. Pero estas, como cualquier ser humano, no son permanentes, sino solamente un ser mortal más.

Muchos ejemplos recientes de políticos, empresarios, deportistas, ejecutivos, artistas y tantos otros liderazgos, con inmenso reconocimiento público, se vuelven noticia al demostrar su incapacidad para comprender, administrar su ostracismo y, también, percatarse de su transitoriedad al término de su misión en el papel que desempeñaban.

Es evidente que el aumento de los índices de longevidad dota a este asunto de mucha más actualidad y le otorga un carácter desafiante de una forma muy especial, porque muchas personas que consiguen mantener un elevado nivel de salud física y mental no se ven o se perciben como sustituibles. Aun menos como dispensables para una tarea que ejecutaron por muchos años.

Este desafío –que obviamente no es nuevo, sino que solamente se está intensificando con el prolongamiento de la vida útil– exige de todos nosotros la concienciación y apertura hacia un proceso educativo y de sensibilidad. Es decir, la capacidad de reinventarnos. Esta necesita ser incorporada desde la infancia a todas las etapas y mutaciones que ocurren a lo largo de nuestra existencia.

Así como tomamos decisiones y elecciones para orientar nuestros sueños, ambiciones, vocaciones y deseos, tendremos que estar preparados para encarar la obsolescencia, el ostracismo y la transitoriedad.

Con excepción de algunos valores básicos, que siempre fueron la base de nuestra vida en sociedad, nada más podrá ser declarado “permanente” en nuestras vidas desde el punto de vista personal, así como profesional.

Pero es incuestionable que no podemos esperar que estos cambios se produzcan con rapidez, debido a que involucran alteraciones, tanto del comportamiento humano como también de las propias instituciones.

Reitero que este proceso de aprendizaje no es obtenido únicamente por las vías estructuradas de la educación, sino también a través de todo aquello a lo que tenemos acceso, como cultura, arte, ciencia, tecnología, comunicación, entre otros.

Caminar es necesario... aun sin saber todavía adónde vamos a llegar.

Fundador y presidente de Höft Consultoría Societaria, en Brasil; integrante de The Family Business Consulting Group International (FBCGi), en América Latina, y Family Business Network (FBN).

renato@hoft.como www.hoft.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...