Sabores de exportación

Estar lejos del país no es fácil, pero la proximidad de aromas y sabores con reminiscencias del lugar de origen, al menos ayuda a que la experiencia sea más llevadera. Las empresas paraguayas lo saben, por eso exportan sus productos para llegar a compatriotas que en el extrajero valoran aun más la posibilidad de tomar un tereré o comer una rica chipa.

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Según estimaciones oficiales, en Argentina viven unos 700.000 paraguayos, mientras que en España estarían otros 180.000 y en EE. UU., 50.000. Migrantes que en la mayoría de los casos extrañan su país, sus costumbres y, sobre todo, los sabores de su tierra.

Empresas paraguayas de bebidas y comestibles vieron la veta del negocio que se abría ante ellas con la exportación de productos que todo paraguayo gusta consumir. Una vez que logran ingresar a esos mercados internacionales, los envíos ya son constantes y muy aceptados.

Patrica Bartolotta de Fleitas, propietaria de Guaraní Shipping & Food Corp, desde 1999 distribuye y vende en EE. UU. numerosos productos de nuestro país. “La idea surgió a través del pedido constante de nuestros compatriotas, a raíz de la añoranza que sienten de sus productos. En aquel país se encontraban artículos de todo el mundo, menos del Paraguay”, recuerda. Lo primero que llevaron fue yerba mate, y de ahí en más comenzaron a responder a las diversas necesidades de la gente.

Actualmente, comercializan panificados como palito, coquito y rosquita de tres panaderías. También chipitas, miel negra, dulce de mamón, de guayaba, de batata y de leche, además de poroto, almidón, yerba mate de seis marcas distintas, mate cocido de diferentes variedades, tés y yuyos secos. No faltan la música paraguaya, camisetas de la selección, mates, guampas, bombillas, termos, café torrado, de soja, almidón, chipa y mbeju.

“La demanda es grande. A pesar de que hay productos de todo el mundo, siempre la gente quiere degustar los de su propio país. Los que más se venden son los panificados, la yerba mate, los dulces y el almidón”, indica.

Guaraní Shipping & Food Corp llega a 45 tiendas en diferentes puntos de EE. UU. “Por más que nos concentremos solo en nuestros compatriotas, hemos llegado a comunidades de Centroamérica, cuyos residentes encuentran nuestros productos muy similares a los de sus países. Algunos también gozan de la preferencia de los americanos –estadounidenses–, que estuvieron en el Paraguay y gustan de las delicias paraguayas”, agrega Bartolotta de Fleitas.

Justamente, Francisco Cañete, sociogerente de la panadería Masquepan SRL, es uno de los que envían mensualmente coquitos, rosquitas, palitos y chipa pirú a Norteamérica. Desde el año 2012 entraron en este mercado y exportan por valor de USD 3000 cada mes. “Es una satisfacción hasta personal, si se quiere, puesto que pudimos acceder a un mercado tan exigente como es ese, lo que permite que nuestros compatriotas tengan también un rincón de su país en la mesa cuando toman el desayuno o una merienda”, comenta.

Clientela asegurada

Bien auténtica y con el sabor que la caracteriza, la chipa pirú elaborada por Hijas de Feliciana de Fariña desembarca hace siete años en el mercado europeo, específicamente en España, comenta orgullosamente Andresa Fariña de Ayala, quien administra esta cadena de chipería en el país junto con sus hermanas, sobrinos y nietos.

Los envíos se concretan cada tres meses; la exportación es posible a través de yerba mate Selecta, que hace llegar la chipa en las presentaciones de 250 y 125 g. También está presente en EE. UU., donde el paquete de chipa se comercializa a siete dólares (G. 33.000), mientras que en España cuesta siete euros (G. 36.000).

“Antes de esta experiencia ya realizábamos exportaciones en pequeñas cantidades a los Estados Unidos”, cuenta la empresaria, y adelanta que proyectan operar desde este año en su fábrica industrial de la ciudad de Villa Elisa, en la que llevan invertidos más de un millón de dólares. Esta apuesta de gran envergadura les permitirá abastacer el mercado extranjero, ya que –según indica– registran bastantes pedidos de chipa pirú de Brasil, Chile y Uruguay, a los que no pueden satisfacer por la falta de volumen.

Fariña de Ayala menciona que con la nueva planta esperan triplicar la capacidad de producción y que para ello mandaron diseñar y desarrollar una maquinaria exclusiva en Argentina. Solo en lo que respecta a chipa pirú, la fábrica actual procesa 2500 paquetes por día. “Con la producción local no estamos pudiendo satisfacer la demanda que tenemos”, sostiene y añade que en la actualidad brindan empleo a 62 personas y en forma indirecta a otras 60 vendedoras independientes. Asimismo, cuentan con 16 locales de atención propios.

Aroma inigualable

No hay nada mejor que el disfrute de un desayuno o merienda con el cocido con aroma a tradición. Con esta visión y ante la carencia de una marca de mate cocido que contenga el sabor característico que los paraguayos acostumbran consumir, en 2004 nació Cocido Quemado La Abuelita, refiere la propietaria Liz Arzamienda. La firma, que produce y comercializa esta marca, pisa suelo norteamericano hace cinco años y un año también el español. Lo hace a través de tiendas enfocadas al público latino. Además, tiene experiencia de envíos esporádicos de cocido a Argentina y Alemania.

“Vivimos un tiempo en que el ama de casa que cocina en brasero está prácticamente en extinción”, señala la joven empresaria, que atribuye al sabor y al aroma los componentes esenciales que posicionan a Cocido Quemado La Abuelita en el mercado local e internacional. “Es igual al que hacía nuestra abuelita”, expresa.

La empresa a su cargo cuenta con 500 puntos de venta en Asunción y Gran Asunción y cubre el interior del país a través de una distribuidora. Las presentaciones de cocido de 200 g en frascos y bolsitas, así como en saquitos, van al extranjero mediante la buena demanda. Para este año, se encuentra diseñando un plan de expansión a fin de incursionar en más mercados. “Los compatriotas residentes en dichos países piden el producto, porque tomarlo les transporta a su añorada tierra. Es así que contactan con nosotros o gracias a las empresas que se dedican al rubro de importación de alimentos”, puntualiza.

Desafíos

La crítica que reciben los productos nacionales que acceden al extranjero es el volumen de producción, que resulta inferior a la demanda. Por otro lado, el flete no es directo sino a través de Argentina, situación que repercute en el precio final, volviéndolos mucho más costosos que lo habitual.

Silvana.bogarin@abc.com.py - emilse.rolon@abc.com.py

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