Anticipando las vacaciones

El 6 de enero es, sin duda, la fecha más esperada por los niños, porque llegan los Reyes Magos. El protagonista del cuento que te proponemos quiso gastarles una bromita. ¿Será que cayeron? Léelo y, además de disfrutar de la historia, aprenderás una buena lección.

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El secreto de Claudio

Claudio tiene un secreto muy grande. Ni mamá ni papá saben nada; ni siquiera el osito que duerme todas las noches con él.

Mamá le explicó que los Reyes dejan los juguetes en los zapatitos y Claudio, con mucho misterio, buscó por su casa todos los que pudo encontrar: las botas del año pasado; los mocasines que le regalaron cuando cumplió tres años; las zapatillas… ¡todos, todos, viejos y nuevos…!

Cuando mamá le puso su pijama para acostarlo, le dio un beso grandote y lo tapó amorosamente. Claudio se durmió con una sonrisa grandota. ¿Por qué? Pues, porque su secreto era engañar a los Reyes.

Como lo oyen… ¡engañar a los Reyes…! ¿Cómo…? Primero, dejó un par de zapatos en la puerta de entrada, otro en la ventana de su pieza; colocó en la puerta del dormitorio las botas, las zapatillas las puso en el patio, y los mocasines al lado de la cama: ¡así los Reyes Magos creerían que en esa casa vivían un montón de chiquitos!

― ¡Qué suerte! ―pensaba Claudio― ¡cuántos juguetes me van a dejar esta noche, en los zapatitos que puse!

Al fin amaneció, Claudio saltó de la cama y vio… ¡Oh…! ¡Qué vio! Un hermoso triciclo, una pelota para playa y un tren de vías, largas, largas, armado y listo para salir de viaje. No se quedó a jugar, ¡no!, corriendo llegó hasta el otro par de zapatos, pero… ¡estaban vacíos! ¿Cómo? ¿Los Reyes no los habían visto? Sin pensar más, siguió buscando los juguetes de los otros zapatos… ¡en ninguno encontró nada!

¡Qué desilusión! Uno por uno los tomó y con todos en las manos, llegó hasta donde papá y mamá dormían todavía, y sin más se echó a llorar desconsoladamente.

Mamá y papá despertaron asustadísimos y abrazando a Claudio, lo acariciaron y besaron pensando que lloraba porque le dolía la pancita, hasta que al fin él pudo hablar y contestarles lo que había sucedido.

Mamá no dijo nada, papá se acarició el bigote y tampoco dijo nada. Claudio, cada vez más asombrado, esperaba que le explicaran qué había pasado, hasta que al fin papá dijo:

― Claudio, lo que has hecho es muy feo, ¿te parece bien querer engañar a los Reyes?, ¿acaso no te acordaste que ellos son magos y saben que en casa vive un solo nene? ¿Qué te parece si todos los chicos pusieran, como tú, un montón de zapatos? En cuanto visitaran unas pocas casas se quedarían sin juguetes, y quién te dice, que justo, justo, al llegar a los tuyos las bolsas estuvieran vacías… ¿Te hubiera gustado?

Claudio se pasó los deditos por los ojos llenos de lágrimas y pensó que realmente, hubiera sido muy triste encontrar los zapatitos vacíos… e imaginó un montón de caritas llorosas porque, para ellos, tampoco habría alcanzado… salió corriendo, le dio cuerda al tren y le dijo muy contento:

― Pronto, pronto, corre trencito hasta el país de los Reyes, quiero que sepan que estoy muy contento con los regalos que me trajeron, que el año que viene voy a poner un solo zapatito para que no dejen a ningún nene sin juguetes.

Sobre el libro

Título: Súper iniciación infantil

Director editorial: Gustavo Cositorto

Editorial: Oriente S.A.

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