El reloj dormilón (adaptación)

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Llegó la hora de mover el cuerpo

Toda esta historia ocurrió en Relojelandia, el país donde nacen todos los relojes que existen. Allí vivía uno al que llamaban Dormilón. Se llamaba así porque nunca había sido capaz de marcar bien la hora y, como el tiempo no pasaba para él, siempre estaba durmiendo. 

Una mañana, Dormilón se despertó a las 12:00. Comenzó moviendo el pie derecho, luego el izquierdo, movió los hombros, el cuello (los niños hacen lo mismo) y, por fin, aunque era muy perezoso, decidió levantarse. Entonces, comenzó a llorar mientras decía:

—Soy el reloj más triste de todos los relojes del país, todos funcionan perfectamente y pronto podrán irse al reino de los hombres, pero yo, por dormilón, tendré que quedarme en mi país con todos los viejos relojes. 

Pensativo, comenzó a andar como un anciano con su joroba, andando a cuatro patas y, luego, rengueando con un pie (todos imitamos).

Mientras tanto, en un lugar apartado del reino, se encontraba Temporín (el mejor amigo de Dormilón) reunido con todo el pueblo, para buscar una solución al grave problema de Dormilón y fue así que salió en busca del mago Agujin-tin-tin. 

Entre saltos y volteretas no se dio cuenta de que ya había llegado a la casa del mago (todos hacemos los saltos y volteretas). Él estaba en la puerta de su casa y, corriendo, preguntó a Temporín lo que ocurría. Este le contó el problema que tenían en el pueblo con Dormilón.

Agujín-tin-tin, después de pensar un largo rato, decidió que lo mejor era ir al reino de Tuerquilandia, donde había una hermosa tuerca mágica y que si era utilizada por Dormilón, lograría solucionar su problema.

Fue recorriendo diferentes países; llegó a uno que le llamó la atención por lo que hacían. Cuando entró en él, pudo ver cómo todos sus habitantes estaban colocados en parejas y jugaban a ponerse a la derecha del compañero, a la izquierda, delante y detrás. Uno de ellos siempre ocupaba la misma posición, mientras el otro cambiaba continuamente (todos lo hacemos).

Por fin, Temporín pudo llegar al país donde estaba la tuerca mágica.

En este país, todos los habitantes andaban hacia atrás (hacemos lo mismo). Temporín comenzó a realizar el juego y, cuando vio que todos los habitantes del país estaban distraídos, tomó la tuerca mágica. Pidió un gran deseo: llegar rápido a Relojelandia, donde lo estaban esperando. Temporín corrió en busca de Dormilón, le dio la tuerca mágica y Dormilón empezó a funcionar. El pueblo enteró aplaudía. Para celebrarlo, se organizó una gran fiesta en la que todos bailaban y cantaban (todos bailamos). Al finalizar la fiesta se fueron a dormir (todos nos acostamos en el piso).

Fuente: http://cuentosaulainfantil.blogspot.com/p/cuentos-motores.html

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