Juan Colombo, de Milán al Paraguay

La migración italiana al Paraguay siempre fue importante en todo sentido, tanto en cantidad como en la calidad de los que llegaron a estas tierras en la búsqueda de una vida diferente.

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Desde Sebastián Gaboto, en 1528, los italianos en el Paraguay han sido de relevante importancia por su labor para la nación. Responsables de una gran porción del patrimonio cultural paraguayo, tanto material como inmaterial, su ámbito de influencia pasó por casi todos los quehaceres.

Los trabajos de exploradores, militares, marinos, científicos, médicos, filántropos, obreros, constructores y arquitectos —por citar algunos— dejaron huellas en el Paraguay. Hoy en día, según cifras atribuidas a la Embajada Italiana en Paraguay, unos 600 mil paraguayos tienen al menos un ascendiente de origen italiano.

Luego de finalizada la Guerra contra la Triple Alianza se dio una de las oleadas migratorias más importantes en el Paraguay. La italiana ayudó en gran manera al crecimiento estructural urbanístico de la ciudad de Asunción y de muchas otras ciudades del interior del país.

Se puede decir que gracias a los italianos, las ciudades adquirieron su carácter como tal por el establecimiento de aquellos comercios propios de una urbe: panaderías, zapaterías, sastrerías, fideerías, licorerías, entre otros.

Pero de todos los ámbitos de influencia, la construcción y arquitectura fueron las más importantes, debido a que dejaron un legado tangible que se puede apreciar en muchos casos hasta hoy en día.

La labor de los profesionales italianos transformó la arquitectura colonial para darle un carácter propio, la italianizante. La mano de Alejandro Ravizza puede encontrarse en ejemplos, como el Panteón de los Héroes o el derribado Club Nacional.

Otro italiano arquitecto, Juan Colombo, milanés, llegó al Paraguay con 22 años y peleó en la guerra al servicio de López, luego de la cual se asentó en Asunción asociándose con su compatriota José Pelozzi para dedicarse a la construcción.

De las obras de Colombo se destacan claramente dos de ellas: el monumento dedicado a la Constitución de 1870 (Chodasiewiecz, Von Morgenstern y Colombo), el primer monumento público del Paraguay, inaugurado en 1873, y la actual iglesia de La Encarnación.

El anterior templo–cementerio fue devorado por las llamas, en 1889, y Juan Colombo, conmovido por la tragedia, ofreció sus servicios de manera gratuita. Elaboró el plano original del tipo basilical con tres naves y 12 capillas.

Desafortunadamente, Colombo no pudo terminar su labor, pues el 22 de setiembre de 1902 falleció dejando el proyecto inconcluso. En 1992, la iglesia fue declarada Monumento Histórico Nacional.

Fuentes

Arquitectura y construcciones. «Los profesionales extranjeros». Jorge Rubiani. Fasc. 27, Cap. 12. ABC Color (2012).

Historia de la cultura paraguaya. Tomo II. Carlos R. Centurión. Biblioteca Ortiz Guerrero (1961).

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