Robertito, el robot que quería ir a la escuela

Había una vez un niño robot llamado Robertito, que ansiaba ir a la escuela. Así, decidió preguntar a su abuelita si podía hacerlo y si ella le podía dar cuerda para llegar hasta ahí. Su abuelita, Niní, muy emocionada, le dijo que sí y antes de que se fuera le puso aceitito, para que no crujieran sus tuercas, le dio un beso en la frente de acero bien pulido y le peinó los rizos de alambre torcido.

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Robertito, muy contento, salió rumbo a la escuela con paso firme y decidido, llevando en el pecho una maquinita que hace cha, cha, cha; era la cuerda que le permitía moverse.

Con su andar robótico, llegó a la escuela y a la profe saludó. Al primer niño que encontró le dijo: —Yo soy Robertito, y tú, ¿cómo te llamas? 

Paso a paso y con su cha, cha, cha iba conociendo nuevos amigos. Bailaba como robot, de alegría; fue tan contagioso su entusiasmo que todos los niños, incluyendo la profe, comenzaron a bailar al estilo de Robertito. Fue tan divertido que todos se fueron a sus casas muy felices y con muchas ganas de volver al día siguiente para seguir conociéndose, aprender cosas nuevas y pasarla muy, pero muy bien.

Adaptación: Liliana Ghiglione.

Sugerencias

- Preguntamos a los niños si tuvieran un robot qué nombre le pondrían.

- Con ayuda de un adulto elegimos una música que podamos bailar al estilo robot. 

Una interesante idea para contar cuentos es hacer una marioneta gigante, que se acopla al cuerpo mediante gomas y permite un montón de posibilidades, ya que la podemos utilizar para contar cuentos si fabricamos un abuelo cuentacuentos, princesas, un policía de tránsito para enseñar educación vial, entre otras.

Ámbito: Así pienso, me expreso y me comunico

Dimensión: Lenguaje Oral y Escrito

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