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CARLOS ANTONIO LÓPEZ, Itapúa (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). “Exigimos que las clases preparatorias comiencen y se pongan en condiciones las instalaciones de la escuela”, reclamaron Luis Jara y Víctor Romero, presidente y tesorero, respectivamente, de una recién conformada comisión de padres de alumnos de la institución, dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Gobernación de Itapúa.
Las clases para las pruebas de ingreso debían comenzar a inicios de febrero. Según los padres, el pésimo estado de las instalaciones del local escolar hizo que se pospusiera el curso porque no hay condiciones para recibir con un mínimo grado de seguridad a los jóvenes. También faltan docentes.
Los sanitarios son un desastre, el sistema eléctrico está tan deteriorado que es un peligro para los estudiantes, expresó Víctor Romero.
“Exigimos que se tomen las medidas adecuadas. Siempre recibimos promesas de que van a reparar la escuela, que se va a mejorar la educación, pero la cosa va de mal en peor porque el edificio se cae a pedazos, cada vez tienen menos profesores, y faltan profesionales para las especialidades que nuestros hijos vienen a estudiar en una escuela agropecuaria”, añadió.
Por su parte, el administrador de la escuela agrícola, Prof. Neri Aguirre, admitió que por una cuestión de seguridad y comodidad de los estudiantes se estaba posponiendo el inicio del curso de ingreso, que por lo general comenzaba la primera semana de febrero y se extendía por quince días, para finalizar con un examen eliminatorio de admisión.
Dijo que incluso en estas condiciones, el inicio formal de clases, previsto para el 21 de febrero próximo, está en duda. “Estamos tratando de acondicionar por lo menos un pabellón para alojar a los estudiantes y poder comenzar las clases”, señaló.
La escuela no está en condiciones de albergar adecuadamente a los estudiantes y menos podrá dar la comodidad que se requiere.
Indicó que debido a que nunca se hizo un mantenimiento, las instalaciones fueron cayendo, al punto que ahora se necesita una inversión millonaria que rondaría los G. 8.000 millones para una reparación total.