La producción de hortalizas requiere de incentivos y apoyo, sostienen

Un productor de Pirapey, departamento de Itapúa, mantiene a su familia cosechando solamente hortalizas y maíz en una parcela de seis hectáreas. El cultivo de hortalizas es un rubro que puede sacar a miles de campesinos de la pobreza, pero lamentablemente el Ministerio de Agricultura no cuenta con planes oficiales de apoyo a este sector, se quejó el granjero Jorge Vozniuk.

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PIRAPEY, distrito de Edelira, Itapúa (De nuestra redacción regional). El granjero Jorge Vozniuk tiene una parcela de seis hectáreas en esta localidad, ubicada a unos 100 kilómetros al noreste de Encarnación.

Vozniuk utiliza como máximo dos hectáreas para los cultivos de tomates, locotes, berenjenas, mandioca y maíz. Explicó que con la cosecha de hortalizas puede mantener un buen nivel de vida y hacer estudiar a sus hijas.

Para el horticultor la falta de interés de las autoridades en apoyar e incentivar la producción de hortalizas es una gran oportunidad desperdiciada para mejorar las condiciones de vida de miles de familias que viven en la pobreza.

Agregó que este rubro permite que pequeños productores que no pueden dedicarse a la producción a gran escala, puedan generar ingresos prácticamente todos los días y salir de ese estado de necesidad permanente en que viven

Vozniuk se preguntó cuántas familias campesinas podrían salir de la pobreza cultivando alimentos que se consumen todos los días. “El rubro tiene mercado asegurado, pero por falta de su cultivo local tenemos que consumir productos que entran de contrabando”, aseveró el granjero.

El agricultor criticó la carencia de políticas de fomento al rubro. “Si yo quiero cultivar soja, sin ninguna demora me dan crédito, insumos y todo lo que necesite, pero si voy con un proyecto para cultivar hortalizas, nadie me da ni un guaraní. Entonces, no existen programas que permitan el desarrollo de este sector, y vamos a tener que seguir dependiendo del ingreso del contrabando”, se quejó.

Costos y rendimiento

Vozniuk reconoció que los costos de producción no son muy baratos y aquí es donde más se nota la falta de apoyo crediticio.

Un paquete de semillas de locotes, por ejemplo, tiene un costo de G. 680.000 y con esa cantidad se pueden cultivar 2.000 plantas.

El paquete de semillas de tomate cuesta G. 500.000 y contiene suficiente cantidad como para 1.000 plantas.

A todo esto se deben sumar fungicidas, cuyos costos rondan los G. 150.000 a 200.000, y también los abonos, como potasio y otros, que tienen un precio de entre G. 300.000 y G. 280.000.

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