El sacacorchos

Hace un buen tiempo escribí algunos artículos con respecto al corcho, un tema que apasiona a muchos y les doy toda la razón; no importa si es de alcornoque, sintético o screw cap (rosca). Hoy hablaré de los sacacorchos.

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Aquellos que me conocen, o han hecho el curso conmigo, saben de mi parecer con respecto al screw cap, un producto que, de alguna forma, hay que mirarlo con cariño porque cumple muy bien su función de cuidar la calidad del vino. Sin embargo, los puristas del vino no quieren saber de nada más que del alcornoque. La tradición pega muy fuerte, y la verdad es que da gusto descorchar un vino utilizando la herramienta y “mejor amigo” de un sommelier: el sacacorchos, un elemento que siempre se encuentra en mi bolsillo, nunca está lejos de mi mano y, cuando no lo tengo (solo cuando tomo un vuelo), realmente siento la falta de mi compañero de todos los días.

Tipos de sacacorchos

Mi compañero es un clásico, un modelo dos tiempos, del más común que se encuentra (ya los vi en los supermercados por menos de G. 40.000). Normalmente, las bodegas hoy en día los ofrecen para los mozos y sommeliers como elemento de trabajo. Lo bueno del sacacorchos de dos tiempos es que al retirar el corcho, como tiene dos puntos de apoyo, no lo fuerza ni dobla el tirabuzón con una presión extra, siendo más fácil retirarlo primero en una posición y elevarlo para afuera, esperar y tomar otro punto de apoyo para continuar elevando el corcho sin dificultad.

El sacacorchos de un solo punto de apoyo era el elemento normal que muchos conocíamos; es más, comencé mi carrera de sommelier con un modelo que me regaló la “Cave Pfaffenheim & Gueberschwihr”. Lo utilice durante años y con buenos resultados. Es cierto, al ser de un solo punto, se hacía más difícil retirar el corcho y, a veces, tenía tendencia a romperse, pero, con cuidado, uno consigue el objetivo.

El tirabuzón con brazos es el que todos tienen en su casa (creo yo); es bueno porque saca el corcho de una sola vez, sin forzar. Lo único que desapruebo es la calidad misma del tirabuzón, que considero grueso, y su efecto inmediato es que, muchas veces, rompe el corcho.

El sacacorchos de lámina es de gran utilidad y se lo puede usar en todo momento; su aspecto es muy diferente, ya que no tiene tirabuzón, sino dos láminas de acero en paralelo que se introducen a los lados del corcho. Una vez bien apoyado, se comienza a girar y extraer el corcho. Este sacacorchos es muy apreciable cuando se tiene algún tipo de dudas de que el corcho pueda romperse, ya que nunca es perforado, por lo tanto, lo retira de forma entera.

El sacacorchos del tipo “pistón de aire” tiene una aguja parecida al pico que se usa para inflar una pelota, que se introduce en el corcho hasta sobrepasarlo al otro extremo; una vez en posición, se bombea aire y el corcho comienza a elevarse automáticamente por la presión. También es un elemento muy útil cuando se tiene dudas de si el corcho está viejo y puede quebrarse.

¿Por qué se rompe el corcho? 

Porque está viejo (su vida útil va de siete a 25 años, dependiendo del modelo), seco (mal conservado) o se utiliza un sacacorchos que no es correcto para el modelo de corcho. Mientras más largo sea, más se necesita uno de dos tiempos.

El mejor

El sacacorchos que sería del deseo de todos, el número uno, es de la marca Laguiole y es elaborado a mano. Tienen de un tiempo (el tradicional y más clásico) y el de dos tiempos (el más nuevo). Yo nunca utilicé uno, por más de tenerlo conmigo en casa; es un objeto de arte, pero aun así, es el preferido de muchos sommeliers. Supongo que si uno se acostumbra a usarlo, debe ser muy práctico.

No importa el modelo, lo esencial es retirar el corcho entero y poder disfrutar del vino, así que ¡salud a todos! y hasta el próximo sábado.

oligayet@hotmail.com

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