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.200 g de chocolate negro, con leche o blanco
.Moldes de huevo de Pascua
1. Cortar el chocolate en pedazos y colocarlos en un recipiente de vidrio. Poner una olla con agua a fuego lento y el recipiente de vidrio encima. No dejar que el vidrio toque el agua. Dejar que los pedazos de chocolate se ablanden por algunos minutos.
2. Revolver el chocolate y dejar que siga derritiéndose, revolviendo ocasionalmente hasta que el chocolate esté completamente derretido y suave. Hay que tener cuidado de que el chocolate no entre en contacto con el vapor o el agua, ya que esto provoca que se vuelva espeso y granuloso.
3. Pasar una capa pareja de chocolate por la superficie de los moldes con un pincel limpio y seco. Llevar a la heladera para que el chocolate se endurezca más rápido, pero no más de tres minutos por vez. Repetir con tres capas más de chocolate.
4. Suavemente, aflojar los bordes del chocolate del molde y cuidadosamente empujar el chocolate hacia afuera. Hay que tratar de no tocar el exterior del huevo demasiado ya que esto dejará huellas.
5. Calentar un cuchillo de paleta de metal en agua hirviendo y secarlo. Mantenerlo contra el borde de la mitad del huevo para que el chocolate comience a derretirse lentamente. Colocar el huevo en un repasador sin pelusas o en una servilleta de papel para que no se derrita por el calor de la mano. Hacer lo mismo con la otra mitad del huevo.
6. Si lo desea, se puede poner algo adentro del huevo, como un juguete o dulces pequeños y livianos. Luego, presionar las dos mitades juntas y mantener la presión por algunos segundos, para unir ambas mitades. Dejar a un lado para que se endurezca.
7. Envolverlo en papel celofán de colores y cerrar con un moño.
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