La vida activa de un sommelier moderno

Alguna vez me preguntaron cuál era la verdadera función de un sommelier. Mi respuesta fue categórica: recomendar el vino que más le convenga a cada persona, tanto en calidad, como en gusto y precio. Si ello se logra, pues el 50 % de la profesión está cumplida.

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El otro 50 % de la tarea del sommelier está en torno a todo el ritual del servicio del vino: cómo presentar el vino, cómo descorcharlo, cómo servirlo y, lo más importante en esta etapa, cómo maridar el vino correctamente para que de esa forma el catador consiga el 100 % de placer al degustar y comer al mismo tiempo.

Famosos También los sommeliers se han vuelto figuras públicas, de mucha influencia en los consumidores y, para estar más cerca del público, se han vuelto comunicadores, con el afán de dar a conocer más sobre este fantástico mundo de los vinos. Es por ello que vemos columnas, entrevistas, ediciones, programas de tevé y/o radio de sommeliers de fama mundial, como Enrico Bernardo, Philippe Faure-Brac, Héctor Vergara y Marina Beltrame, entre muchos otros. Es una forma directa de encontrarse con el consumidor final, de recomendarles vinos, de hacerles conocer diferentes regiones vitivinícolas del mundo e increíblemente de evidenciar algún maridaje por medio de las palabras y las imágenes. Estos sommeliers vienen cumpliendo este tipo de funciones hace ya más de 50 años y el público ya sabe dónde encontrarlos y son fanáticos seguidores de estos personajes.

En la red de redes Pero los sommeliers modernos que siguen participando en toda la parte tradicional, la parte comunicativa clásica, al día de hoy han agregado la interacción del Twitter, del Instagram, del Facebook y a tantos otros sistemas modernos relacionados con la internet. Un sommelier puede estar degustando un vino en Nueva Zelanda y dando su opinión, y segundos después un consumidor que lo sigue observa su post, le da un “Me gusta” y se comunica conmigo aquí en Paraguay, 10 min después, preguntando si ese o tal vino están disponibles aquí en nuestro mercado y cuál es su valor. Todo va tan rápido que se vuelve difícil seguirle el ritmo a todos, pero bueno, es la nueva realidad del mundo de hoy en día y, la verdad sea dicha, me gusta.

Inmediatez Pero hay algo que no muda y no mudará: el placer de descorchar una botella, servir el vino al comensal, tener el placer de que le invite un trago de esa botella, degustarlo y disfrutarlo. Así también, el tomarse el tiempo de hacer una cata de ciertos vinos, analizarlos, dar su opinión sobre los mismos y ver las diferentes opiniones de los demás catadores, discutir sobre los diferentes aromas encontrados y luego llegar a un consenso sobre el vino. O, lo más simple, descorchar un vino entre amigos y, al mismo tiempo, sutilmente hacer un rápido análisis sobre ese vino. A todo esto se le agrega hoy la interacción con los modernos medios de comunicación, con una foto y una breve reseña sobre el vino; nada da más satisfacción que saber a cuánta gente le llegó el mensaje a través de los “Me gusta”, los “Corazones” o los “Compartidos”… Antes era difícil medir hasta dónde llegábamos y hoy podemos saber un poco más acerca de quienes reciben nuestra información. También constato que para algunos profesionales esto ya casi se ha vuelto su medio de vida: subir tres restaurantes al día, seis botellas degustadas al mediodía, seis botellas a la tarde y otras seis a la noche… No digo que sea malo, está ok si se trata de un viaje enológico que dura unos días, pero todos los 365 días del año… Me pregunto qué hígado y qué riñón aguanta todo eso, de seguro los míos no lo consiguen. Cuando viajo enoturísticamente, a los 15 días, mi cuerpo no puede más y creo tener cierto entrenamiento al respecto, pero sobrepasa mis límites. Esta es la realidad de hoy y con ella hay que saber convivir, así que no se preocupen porque el sommelier no es –como todos creen– una persona que está bebiendo todos los días y en grandes cantidades. Hay un arduo trabajo por detrás, pero ustedes los lectores siempre quieren más información. Preciados lectores, ¡salud! y hasta el sábado que viene.

oligayet@hotmail.com

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