¡Que no te falten limones!

Aún con su sabor ácido y efecto de ardor, es una maravillosa fruta medicinal que nos brinda la naturaleza para ayudarnos a tratar numerosas dolencias. Por sus virtudes antibacterianas y antivíricas, es un excelente aliado para detener el progreso de las infecciones, como los resfríos tan comunes en esta época del año.

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Ya lo sabían nuestros antepasados, al usar limones ante cualquier enfermedad o afección, gracias a las ventajas nutritivas y curativas que nos otorgan. La ciencia ha comprobado que el limón puede ayudar a prevenir enfermedades y curar o erradicar una gran cantidad de ellas. Su efecto se manifiesta positivamente en todo el sistema digestivo, linfático, cardíaco, circulatorio, respiratorio, nervioso, por citar algunos de ellos. 

Es uno de los frutos con mayor aporte vitamínico, un gran eliminador de toxinas y un poderoso bactericida. Un litro de jugo puro es una auténtica fuente de vitamina C (500 mg) y ácido cítrico (50 g/l).

En la cocina

Se usa su jugo y cáscara como un poderoso aromatizante. La corteza del limón contiene una esencia que se utiliza mucho en perfumería, y para elaborar aromas y esencias que se emplean en repostería y pastelería. La pulpa se usa para elaborar zumo o jugo de limón concentrado, que se utiliza en la confección de diferentes productos, como mermelada o jalea, y en medicina, por su elevado contenido en vitamina C. El zumo o jugo de limón es utilizado como condimento culinario, refresco, ingrediente de otras bebidas, aderezo de ensaladas, platos de pescado y aromatizante.

Propiedades

Entre sus principales virtudes figuran:

• Por su alto contenido en vitamina C, ayuda prevenir resfriados y fortalecer nuestro sistema inmunológico.

• Puede ser usado como desinfectante, antioxidante, antiinfeccioso, antiséptico, digestivo y estimulador de la circulación.

• Activa las segregaciones estomacales y ayuda a la digestión si se toma con moderación. En casos de intoxicación gastrointestinal, actúa normalizando las funciones alteradas, neutralizando las toxinas y ayudando su eliminación.

• Tiene un elevado nivel de potasio y bajo contenido en sodio, por lo cual es ideal para combatir la hipertensión arterial.

• Consumirlo a diario evita la formación de cálculos biliares, previene la ateroesclerosis y las enfermedades relacionadas con los riñones, corazón, hígado y vesícula. Ayuda en la eliminación del ácido úrico y el dolor de cabeza.

• Aplicándolo en el rostro, ayuda a eliminar el acné y las picaduras de insectos.

• Elimina la gingivitis y alivia los dolores de garganta, utilizándolo como enjuague bucal.

• Es blanqueador.

• Es astringente, ayuda a cicatrizar heridas de todo tipo, aplicándolo interior y exteriormente.

Precauciones

Si bien es un gran aliado de la salud, su consumo deberá ser restringido frente a situaciones particulares. Por ejemplo, está contraindicado en casos de desmineralización, descalcificación, anemia, raquitismo, fragilidad de los huesos, inflamación de las encías, dientes flojos y muy cariados, llagas en la boca y garganta, grietas en la lengua, heridas en la piel, edad avanzada o niños débiles, insomnio, acidosis, sensibilidad a los ácidos, estreñimiento crónico, inflamación de la próstata; inflamación de la matriz, vejiga o esófago y mientras dura el periodo menstrual.

Dosis

La cantidad a consumir depende de cada persona y su constitución orgánica. Por ejemplo, las de constitución fuerte lo toleran más que los ancianos y niños, los obesos más que los delgados. Cae mejor en verano que en invierno (el frío retarda su eliminación a través de la piel). Aquellas personas que lo toleran bien, dependiendo de estos factores, pueden llegar a tomar desde pequeñas dosis de jugo hasta el jugo de tres limones diarios.

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