¿Sabe usted realmente degustar un vino?

Con apenas tres pasos esenciales, les diré cómo aprender a reconocer las características de un buen o mal vino.

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Los pasos básicos para poder analizar un vino son muy simples: observar, oler y degustar, que son los mismos principios básicos de una degustación. Esto puede tomar 30 segundos o 30 minutos.

Es muy importante que los tres sentidos del cuerpo aprendan lo máximo que la bebida puede expresar: visión, olfato y paladar, ya que es a través de estos que uno llega a disfrutar en plenitud de un vino.

Otros dos sentidos también son utilizados, pero con mucha menor intensidad. Tacto, para saber la temperatura del vino (si el vino no tiene la temperatura correcta, realmente es intomable) y el oído, ya que se escucha cuando se descorcha un vino o espumante y cuando lo servimos en la copa.

Primer paso

Abra una botella y sirva en una copa de degustación no más de 1/3 del volumen de la copa, para así poder mover el vino dentro de la misma. Observe si el líquido está límpido, es decir, sin materias sólidas dentro del vino. Después, observe la intensidad del color; los vinos tintos muy intensos suelen ser jóvenes, si son más claros o color teja son más añejos. Incline la copa contra un fondo blanco y observe en el centro del líquido y los bordes: mientras más brillante es el color, mejor es el vino. También observe las lágrimas o piernas que se forman debido a la evaporación del alcohol (en nada tienen que ver con la calidad del vino).

Segundo paso

Acerque la copa a la nariz e inhale el vino para sentir los aromas. A continuación, gire la copa e introduzca oxígeno en el vino (para ayudar a volatilizar los aromas). Inhale nuevamente, sentirá los aromas mucho más intensos la segunda vez. Una variedad de aromas serán inmediatamente percibidos. En una primera impresión, como máximo, unos tres aromas de familias diferentes. Si le damos tiempo, el vino va cambiando y se podrán ir percibiendo luego diferentes aromas. Es en esta etapa que uno puede demorar mucho tiempo. Se gira cada tres minutos el vino para airearlo más y para que tenga diferentes expresiones. En un vino económico, con el tiempo los aromas se irán apagando y en un buen vino, encontrarán que los aromas irán cambiando y dando diferentes esencias, lo que los hace mucho más interesantes. Cabe destacar algo muy importante: es casi seguro que si un vino no está en condiciones de ser bebido, es en esta etapa que uno se dará cuenta, ya que el vino puede oler a cebolla, vinagre, quitaesmalte, moho o manzana podrida, que son los aromas característicos de un vino no apto para el consumo.

Tercer paso

Después de observar y oler, llega el momento de darle un sorbo al vino. Es importante que el vino se deslice por toda la lengua, ya que es allí donde se concentran los cinco sabores (dulce, salado, amargo, ácido y umami), y donde uno puede percibir la plenitud de lo que el vino tiene para ofrecer. También es interesante inhalar aire por la boca y exhalarlo por la nariz, así todo el sistema retronasal trabaja en conjunto para intensificar y confirmar sabores y olores del vino. Como ya lo habrán escuchado anteriormente, es en la punta de la lengua donde se intensifican los sabores dulces, en los laterales de la lengua los ácidos, en el fondo los sabores amargos, los sabores salados en los laterales de la lengua, justo después de la parte de las papilas gustativas dulces, y el umami, en la parte central de la lengua. También sentimos muchas veces astringencia en los cachetes, esto es debido principalmente a que el vino tiene mucha concentración de taninos (proveniente de la madera de roble), que dejan como si fuera la boca seca. La función principal de los taninos es hacer que el vino pueda envejecer o añejarse mejor.

Conclusión

Cuando tome un vino, analícelo usando los tres pasos. Como dije, lo puede hacer en un flash o puede tomarse su tiempo, pero hágalo. Y aclaro que aunque el hecho de que analice un vino no lo convierte en un experto, sí hace que despierte su interés por el producto, lo memorice, y sabrá con exactitud si desea volver a descorchar ese vino específico, si se presenta una próxima vez.

Cada vino es diferente, no siempre encontramos vinos iguales; es más, diría que ello es casi imposible, ya que hay demasiadas variedades de vinos y una infinidad de terroirs distribuidos por el mundo con altitudes y suelos diferentes, nivel de humedad diverso, exposición al sol diferente, lo que hace que cada vino sea único y uno pueda catarlo y disfrutar de ese vino exclusivo.

Queridos lectores: ¡salud! y hasta el próximo sábado.

oligayet@hotmail.com

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