Con amenazas responden ante querella por crimen

La querella promovida por familiares de Liz Teresita Arzamendia, la joven asesinada por motochorros el pasado 17 de junio, en el barrio Vista Alegre, causó roncha y ahora los allegados a las víctimas además de sufrir el dolor por la pérdida, reciben fuertes amenazas de muerte. Lo concreto es que la familia lleva el caso adelante contra cinco procesados, de los cuales una joven es menor de edad. Insisten en que la causa se lleve a juicio oral y público por homicidio doloso, robo agravado y reducción.

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El escrito firmado por la abogada Cecilia Pérez es querella por homicidio doloso y robo agravado a Alexander Wilson Patiño, Bartolomé Franco Leguizamón y a un joven que si bien hoy es mayor de edad, en el momento que se perpetró el hecho tenía 17 años, por lo que se rige por las reglas del Código de la Niñez y Adolescencia.

También fueron querellados por reducción Alejandro Nicolás González y una joven de 16 años.

“Conforme declaraciones de los testigos, nuestra hija venía caminando por la calle López Decoud, y la misma se detuvo en las intersecciones López Decoud y Dr. Boggino para ceder el paso a una motocicleta color oscuro, en la cual iban dos personas de sexo masculino, de la cual una de ellas baja y le ataca abrazándola, ella pidió a gritos que la dejaran. Dijo: “No por favor, no por favor” agachándose, tratando de retener su cartera y se colocó por el cuello. Que, el hombre que descendió de la motocicleta, una vez que logró arrebatarle la cartera subió de nuevo a la motocicleta, que se encontraba con el motor encendido y cuyo conductor esperó que el otro sujeto terminara su actividad para huir juntos del lugar”, recuerda la querella sobre el momento del crimen.

A Liz Teresita, que tenía 31 años, la mataron de una puñalada y le robaron su cartera en la que estaba su celular. Esta fue la clave para llegar a los sospechosos.

El rastreo del celular robado condujo a los investigadores a los sospechosos.

Todos los querellados fueron detenidos en un allanamiento realizado el 25 de junio pasado en el barrio San Isidro de Lambaré.

Este operativo permitió recuperar el celular robado a la funcionaria de Senasa.

La querella indica que también se incautaron de motocicletas y cascos. Uno de estos biciclos pertenece a uno de los menores de edad.

También se encontraron “prendas de vestir, todos con idénticas características de las descriptas por el testigo presencial del hecho, incautadas de la vivienda allanada, específicamente de la habitación en la cual se encontraba Bartolomé Franco Leguizamón”, dice la querella y prosigue. “A más de todo ello, fueron incautadas armas blancas, que podrían coincidir con las lesiones recibidas por nuestra hija”.

La querella enfatiza sobre el daño causado: “Es igualmente relevante que Vuestra Señoría sepa que, a raíz el terrible hecho que se adjudica a los imputados, a más de encontrarnos sumidos en un profundo dolor por la pérdida de nuestra joven hija en estas trágicas circunstancias, nos vemos enfrentados a la difícil situación de contener a nuestro nieto, T.A.F.A., de apenas 6 años, quien convive con nosotros hasta hoy, teniendo en cuenta que Liz Teresita era madre soltera, y que con su trabajo diario se hacía cargo de la educación y el cuidado de su pequeño hijo.

Concluye señalando: “Tere”, como le llamábamos cariñosamente, tenía 31 años, trabajaba, era deportista y llevaba una vida sana. Volvía de sus actividades cotidianas cuando las personas que la asaltaron para quitarle la cartera, segaron su vida, para luego vender uno de los celulares encontrados en el interior de la misma, por la suma ínfima de G. 50.000”.

Lo que dijeron en las llamadas

Tras la presentación de la querella, los familiares de Liz Teresita Arzamendia recibieron fuertes amenazas.

En declaraciones a ABC la abogada Cecilia Pérez explicó que las llamadas las recibió una sobrina de Liz Teresita.

La madre de la joven que recibió la llamada es la hermana de la víctima y es la que impulsa la querella contra los cinco procesados.

“Le llamaron a decir que se dejen de joder con la querella o les vamos a matar a todos; lo dijeron en reiteradas oportunidades”, denunció la abogada.

Acto seguido la persona que llamó le hizo escuchar que hablaba con otra persona en guaraní. Cuando la joven llamó a su madre para que escuche, cortaron la comunicación.

Tras la amenaza repusieron la guardia policial a la familia.

Pero en las llamadas anónimas les advirtieron que ni los policías les iba a proteger.

La abogada explicó sobre otra llamada. “La misma voz masculina le dice ‘ustedes no me están haciendo caso’”.

“Dejá de molestar, ¿qué es lo querés de nosotros?”, le respondió la sobrina de Liz Teresita.

“Ustedes no me están creyendo”, le volvió a decir el desconocido con voz amenazante. Cuando la joven le dijo que “deje de ser cobarde y que dé la cara”, del otro lado del teléfono le respondieron “dentro de poco ya me van a ver la cara, la Policía no les va a proteger”.

En la última llamada le dijeron a la joven: “Vos tenés un hijo igual que tu tía, y si no querés terminar como ella, decile a tu mamá que se deje de joder”.

ocaceres@abc.com.py

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