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Otros van más lejos y plantean lo que los letrados llaman “certeza constitucional”, o sea la avivada judicial en la que el leguleyo pícaro busca conseguir un fallo de la Corte Suprema por el cual se puede inventar y establecer una situación que no está permitida por la Constitución Nacional.
También aparecen legisladores gubernistas que, como en tiempos del totalitarismo que terminó el 2 de febrero de 1989, insisten en la necesidad de debatir sobre la reelección presidencial porque ello se impone para proyectar eternizaciones de privilegiados en cargos estatales que permiten buenas tajadas y zoquetes.
Igualmente, están quienes insinúan o dan a entender que el tema está instalado y que obligatoriamente debe ser analizado para llevarlo a la práctica porque así lo desea HC, a fin de llevar adelante proyectos que supuestamente convertirán en magnates a los habitantes de la República pues de un día para otro desaparecerá la pobreza del país.
Tampoco faltan los todólogos que exponen los más diversos disparates sobre las supuestas bondades y beneficios que puede traer una próxima reelección presidencial al Paraguay.
Los panegiristas, o expertos en alabanzas, no se quedan atrás y compiten entre sí, hacia la figura y gestión de quien presuntamente en forma secreta ya dio instrucciones para poner en marcha el plan para reelegirlo, a pesar de su conocido juramento público.
Las manifestaciones en contra y a favor del rekutu presidencial hacen sospechar que esta discusión forma parte de experimentos de algún “laboratorio” dirigido por quienes tendrían el propósito de engañar, desinformar o confundir insistiendo en la necesidad de no dejar de lado la falsa y engañosa “certeza constitucional”.
Y así, al tiempo en que la reelección presidencial pierde adeptos y credibilidad en el mundo, por aquí, los aprovechados procuran demostrar lo contrario.
eruizdiaz@abc.com.py