Pablo tenía pruebas contra el clan Acosta

Conocedor de unas pruebas que comprometían al clan Acosta en distintos ilícitos, el periodista Pablo Medina estaba jurado de muerte. Así lo afirmó Fanny Fernández, viuda del exintendente Julián Núñez -igualmente ejecutado-, quien reveló en juicio que su esposo dio datos del clan a Medina y que este estaba amenazado. Núñez fue asesinado en agosto del 2014 y Pablo corrió la misma suerte dos meses después.

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Con el testimonio de Fanny Fernández de Núñez, salió a luz el móvil del asesinato del corresponsal de nuestro diario en Curuguaty -en el que también perdió la vida la joven Antonia Almada- en la primera semana del juicio oral y público al exintendente de Ypejhú (distrito de Canindeyú) Vilmar Acosta Marques, por instigar el crimen.

En su relato, la viuda del exintendente Julián Núñez (2006-2010) pinta de cuerpo entero el drama y la desolación en que vivían los pobladores de Ypejhú, convertida en tierra de nadie por el clan Acosta, una suerte de zona liberada, donde particulares armados ejercían un control absoluto en la ciudad.

Reveló que Medina le confió que había sido amenazado por Vilmar y relató lo siguiente: “Que acabaría con su vida porque prácticamente él era el único que se quedó después de mi esposo, porque muchas cosas mi esposo le contaba, entonces él sabía todito. Pablo Medina tenía todos los casos en sus manos, como periodista”.

Consultada sobre el motivo del enojo de Neneco con Medina, fue categórica: Y es porque él como periodista manejaba todito. Todos los casos. Hubo un momento si ves el historial de la comisaría, había momentos en que había dos, tres... Pablo Medina tenía todos los datos, había semanas que habían dos, tres muertos en Ypejhú y él tenía toditos los datos de eso y terminaban en el oparei. Todos los casos en Ypejhú terminaban ahí”. A continuación, transcribimos parcialmente la declaración de dicha testigo ante el Tribunal de Sentencia presidido por Ramón Trinidad Zelaya e integrado por Janine Ríos y Benito González.

“El problema empezó unos meses antes del caso de Pablo Medina, con mi esposo. Ellos tuvieron una comunicación un poco antes, unos días antes del fallecimiento de mi esposo. Pablo Medina le estaba comentando que Neneco le estaba amenazando, mi esposo en aquella época le comentó que también había amenaza contra él, contra su persona. Después aconteció con mi esposo, lo mataron en la vía pública y según testigos, fueron los hermanos de Neneco, al mando de Neneco. Junior, Wilson, su sobrino “Chiqui”, a mando de Neneco.

Esa noche yo me sentí muy mal y después, tuve una comunicación con Pablo Medina reclamándole por qué él no se fue esa noche, porque yo le dije: “vos eras amigo de Julián, Julián te conocía, ustedes estaban hablando unos días antes”. Y ahí él me comentó que estaba recibiendo constantemente amenazas de parte de Vilmar Neneco Acosta y que él temía estar presente en el caso de mi finado esposo. Fueron momentos muy difíciles porque ellos comandaban Ypejhú.

El clan Acosta comandaba Ypejhú, vivían con sus armas y nos sentimos muy desamparados nosotros, los familiares de las víctimas. Yo y mi familia fuimos muy perseguidos por la familia Acosta; día y noche nos perseguían en motos, vehículos, por eso tuvimos que salir de Ypejhú”.

Evidencias implican a procesados en otros dos asesinatos en Ypejhú

El subcomisario Abel Cantero Gaona, jefe de Balística de la Policía Nacional, reveló al Tribunal de Sentencia presidido por Ramón Trinidad Zelaya que el estudio realizado a los proyectiles hallados en la escena del homicidio de Pablo Medina y Antonia Almada a través del sistema IBIS determinó que provienen de las mismas armas utilizadas en otros dos crímenes que se perpetraron en Canindeyú.

Las otras víctimas, anteriores del caso actual, fueron el exintendente de Ypejhú Julián Núñez –asesinado en una vía pública de esa ciudad el 1 de agosto del 2014– y una persona identificada como Teodoro González Domínguez, quien fue ultimado en la colonia 1º de Marzo del mismo distrito citado, el 29 de agosto de 2014.

“Estas muestras que fueron levantadas en el caso del homicidio de Pablo Medina y Antonia Almada, una vaina calibre 12 (escopeta) fue registrada en la base de datos. A partir de la base de datos nosotros establecemos que una misma arma se usó para cometer dos hechos punibles más”, explicó el testigo.

“Eso indica que para cometer, en primer lugar estos tres hechos punibles se usó una misma arma (la escopeta)” y también “para cometer estos hechos punibles se usó –además– una misma arma calibre 9 milímetros”, agregó Cantero, en su explicación al Tribunal de Sentencia.

De los 49 testigos propuestos por ambas partes –42 por la Fiscalía y siete por la defensa de Vilmar Acosta– 18 ya declararon. La audiencia prosigue este lunes, con otras seis testificales.

Al término de las testificales, también está prevista la introducción por su lectura de las declaraciones de la hermana de Antonia Almada, quien salió ilesa del crimen y de Hilario González González, ambos considerados testigos claves en este caso.

Elevada expectativa

El fiscal de Curuguaty Vicente Adolfo Rodríguez, quien está a cargo de la acusación en forma conjunta con su colega Sandra Quiñónez, afirmó que la expectativa de pena es de 40 años, pues además de la pena máxima por instigación de homicidio doloso, que es de 30 años, no se descarta la aplicación de la medida de seguridad, con lo que se podría llegar a imponer otros 10 años de reclusión.

Medina tomó precaución

El suboficial Enrique Daniel Benítez, quien durante los dos años que prestó servicio en Curuguaty solía desempeñarse como custodia del periodista Pablo Medina, confirmó en su declaración testifical que el hombre de prensa tomaba muchas precauciones, por la situación de peligro que vivía, aunque nunca se explayó sobre el particular. Indicó que evitaba viajar solo a lugares desiertos y nunca se bajaba en ruta.

Ejecutado en la calle

Julián Núñez, principal adversario político de “Neneco” en la pugna por la intendencia en el periodo 2015-2020, fue ultimado a tiros de escopeta en plena vía pública, en la noche del 1 de agosto del 2014. El político, de 47 años y padre de dos criaturas, salió de su facultad de Contabilidad ubicada en el barrio Virgen de Fátima de dicha ciudad, a las 21:45, pero a tres cuadras de allí fue baleado por sicarios que iban en tres motocicletas.

rferre@abc.com.py

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