Permeabilidad de la frontera facilita accionar de criminales

La permeabilidad del sistema de seguridad en las zonas fronterizas permitió que el miércoles último cuatro criminales recientemente fugados de la cárcel de Foz de Yguazú, Brasil, mantuvieran en zozobra durante más de ocho horas a todo el país, al asaltar una residencia en la localidad de Santa Rita, Alto Paraná, y tomar de rehenes a los propietarios. Dos de los maleantes fueron abatidos por las fuerzas de seguridad y los otros se entregaron al quedar acorralados. La presencia de los fugitivos en la zona fue alertada unos días antes por agentes del departamento Contra Delitos Económicos de la Policía.

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Los cuatro criminales brasileños, Oziel Rizzo de Sa, Carlos Enrique Silva Cándido Tavares, Aguinaldo Goncalves y Carlos Tiago Lemes, estos dos últimos abatidos, ingresaron al país tras cruzar el río Paraná en una lancha el pasado 13 de octubre, horas después de haber escapado de la penitenciaría de Foz de Yguazú.

Pese a que las autoridades del vecino país alertaron sobre la fuga de los peligrosos criminales, los miembros de la Prefectura Naval de la zona, responsables de cuidar el paso por el río Paraná, no desplegaron ningún operativo de control, lo que permitió el ingreso sin mayores dramas al territorio paraguayo de estos maleantes. De acuerdo a algunas denuncias efectuadas por pobladores del Alto Paraná, los miembros de la Marina apostados en aquella zona del país solo se dedican a la lucrativa actividad de perseguir a contrabandistas durante la noche. “Es más, para que puedan monopolizar la coima de los contrabandos, los marinos prohibieron la presencia de los miembros de la Policía en la ribera del río”, conforme con las denuncias.

Aparentemente, la fuga de los cuatro delincuentes fue financiada por un poderoso jefe mafioso que opera en el Este y al que solo conocen con el apodo de “Patrón”, cuyo objetivo era asestar un gran golpe a un transportador de caudales que debía partir de Ciudad del Este rumbo a Asunción, con una millonaria suma en dólares americanos.

El citado jefe rescató a los fugitivos en la ribera del río y luego los trasladó hasta una propiedad presumiblemente ubicada en la zona de Santa Rita, donde los mantuvo ocultos hasta la mañana del miércoles pasado, cuando salieron a bordo del automóvil Toyota Corolla dorado, en busca de dos camionetas todoterreno, que debían utilizar en el gran robo, señaló el jefe de Investigaciones del Alto Paraná, Crio. Germán Arévalos.

Poco antes de la 09:00 del miércoles último, los criminales interceptaron en la colonia San Miguel al productor sojero Ivaldino Antonio Vivián (61), quien estaba a bordo de su camioneta Toyota Hilux, que era el objetivo de los brasileños. Aparentemente, los asaltantes sabían que la víctima tenía otro vehículo similar en su casa de Santa Rita, por lo que se dirigieron hacia la residencia. Sin embargo, los delincuentes no se percataron de que el productor había accionado su celular y la conversación de ellos era escuchada por un allegado de la víctima, quien alertó a la Policía de la zona.

Cuando los cuatro fugitivos llegaron con la víctima hasta la residencia de este en Santa Rita fueron interceptados por dos patrulleros. Los cuatro intentaron abrirse paso a tiros, pero los agentes abatieron a dos de ellos y los demás se refugiaron en la casa, donde mantuvieron de rehenes al productor sojero, a su esposa, Alicia de Vivián, y a la empleada doméstica Ana Paula Silva por más de ocho horas. Durante ese tiempo, todo el país permaneció en zozobra.

Finalmente, los dos criminales optaron por entregarse a las autoridades, ya que no tenían posibilidad alguna de escapar de la Policía.

Tensas negociaciones

Miembros de la fuerza de seguridad del Alto Paraná habían desplegado un gran operativo sobre la Ruta VII la mañana del miércoles, debido a que un informante había filtrado el dato sobre los planes para el golpe al transportador de caudales. Pero cuando los agentes fueron alertados de lo ocurrido en Santa Rita y al confirmar que los asaltantes eran brasileños y que contaban con armas de guerra y hasta explosivos, se percataron de que eran los mismos que planeaban el gran golpe, por lo que acudieron al sitio e iniciaron las negociaciones para liberar a los rehenes, señaló el comisario Germán Arévalos.

Las negociaciones

Al inicio de las negociaciones, los delincuentes pidieron que ingresaran a la casa el abogado de la familia, Pablo Contreras, y los hijos de la pareja, Antonio y Willian Vivián, este último es médico y estaba en Asunción, por lo que se trasladó vía aérea al lugar.

Pero en un primer momento, la Fiscalía y la Policía no aceptaron la intervención de civiles y la negociación se realizó a través del teléfono. Alrededor de las 13:45 fue liberada la empleada Ana Paula Silva. La pareja siguió en cautiverio y se conformó un equipo para entrar a conversar con los asaltantes.

Como parte de las negociaciones, la Policía retiró los cuerpos de los abatidos, cerca de las 14:00, para llevarlos a la morgue. Los criminales exigieron garantías para entregarse y aseguraron que deseaban herir a los dueños de casa.

La tensión aumentó con el correr de las horas, principalmente cuando la Policía cortó la electricidad dentro de la casa para forzar a los malvivientes a entregarse.

Un policía, el hijo de la pareja, Antonio, y dos camarógrafos entraron a la casa para la negociación. Cerca de las 17:00, los asaltantes Silva Cándido Tavares y Rizzo de Sa bajaron sus armas y se entregaron a los efectivos policiales apostados alrededor de la residencia.

brlopez@abc.com.py

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