Usan jovencitas para traficar cocaína por el mundo

Ciudadanas paraguayas son detenidas sistemáticamente en distintos puntos del mundo con pequeñas cargas de cocaína, que llevan en doble fondo de maletas o ingeridas como cápsulas. Un narco colombiano, quien sería responsable de algunos de estos envíos, fue detenido en el aeropuerto de Luque, en un trabajo conjunto entre agentes de Paraguay, Brasil e Italia.

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Debido a que cualquier envío efectuado desde Colombia resulta sospechoso para los organismos de seguridad en cualquier país del mundo, precisamente por el tema de las drogas, se extreman los controles.

Por ello las organizaciones criminales colombianas dedicadas al tráfico de cocaína han extendido sus operaciones a otros países de la región, donde se aprovechan de la pobreza o vulnerabilidad de cierta clase social para reclutar mulas.

Precisamente, uno de estos capos narcos, identificado como Remy Marlon Herrera Fischer (33), fue detenido por agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), en una operación coordinada con miembros de la Policía Federal del Brasil y de los organismos de seguridad de Italia. El sospechoso cayó junto a la compatriota Liliana Viviana Fleitas (25), quien le servía de guía y pareja ocasional.

Remy tenía montado esquemas para reclutar a jovencitas en Paraguay, Argentina y Brasil. Las víctimas eran abordadas en los barrios marginales y tras ganar la confianza de las mismas se les ofrecía una verdadera fortuna y con una única oportunidad de viaje al Viejo Mundo o a algunos países asiáticos, donde actualmente la pena para los traficantes de drogas sigue siendo la muerte o en todo caso la cadena perpetua.

Gracias a este sistema los narcos colombianos han lograron remesar toneladas de sustancias prohibidas por todo el mundo. En pequeñas cantidades pero en forma continua. Los narcos pagan US$ 5.000 más pasaje de ida y vuelta a cada a cada mula, que por lo general llevan entre dos a tres kilos de la cocaína. Una vez llegado a Europa cada kilo de la sustancia alcanza un costo de US$ 80.000, pero si el enviado logra ingresar con éxitos a países del Lejano Oriente, estas cifras fácilmente superan los US$ 150.000. Gracias a la coordinación de trabajos, al intercambio de informes entre todos los organismos de seguridad del mundo, los verdaderos patrones de estas estructuras criminales han comenzado a caer y ya no serán las pobres mulas las únicas en ser detenidas y castigadas por el deleznable flagelo de la drogadicción a nivel mundial.

Base en Ciudad del Este

Una de las bases de operaciones de esta estructura criminal fue ubicada y desmantelada meses atrás por agentes antidrogas de la Policía en la capital del Alto Paraná. Precisamente, un colombiano era el encargado del pequeño laboratorio donde procesaban la pasta base hasta convertirla en clorhidrato de cocaína, de altísima pureza y lista para el consumo.

Luego otros miembros de la misma red se encargaban de preparar en forma artesanal las valijas con doble fondo en las que colocaban las láminas de droga, nuevamente envueltas de papel aluminio impregnadas con esencias de café para simular el olor y evitar los controles con perros amaestrados.

En tanto que otros elementos de la banda criminal se encargan de elaborar las pequeñas cápsulas de la misma droga envueltas en polietileno, listas para ser tragadas por las mulas. Las personas que se dedican a este peligros menester son sometidas a entrenamientos de varias semanas, ya que un mal movimiento puede significar la muerta. Basta que una de las cápsulas se rompa y libere su contenido en el estómago para ocasionar la muerta del o de la mula.

brlopez@abc.com.py

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