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Con el cambio de la hora en nuestro país todo comenzó más temprano ayer en esta ciudad. Los autos arrancaron aun antes de que asome el sol, aunque este tardó para salir porque primero se hicieron ver nubarrones a lo lejos. Pero cuando salió el astro rey la temperatura fue subiendo.
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Después, el cambio constante del lado de donde surgía el viento, pero siempre muy fuerte, hizo sentir a todos el verdadero clima chaqueño. Polvo de aquí para allá, carpas que volaban, techos improvisados que se vinieron abajo, carteles que no aguantaron y el “forro” con fina arena en los rostros. La necesidad de adaptarse fue enorme.
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Así es el Chaco, luego de la fresca noche del viernes, la del sábado ya fue diferente y el calor pasó a incomodar mucho más a la gente que por primera vez pisaba esta parte de nuestro país, grupo en el cual se encontraban muchas de las promotoras de las firmas comerciales patrocinantes de la carrera.
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Volviendo al jopara, a falta del poroto y locro, los encargados de la gastronomía se pasaron con el ingenio para mezclar los ingredientes para un guiso a lo Chaco, con carne de pollo, choricitos picantes, choclo, arveja y varios condimentos para el menú que se hizo más sabroso porque la cocción fue en brasero, ñande mba’e teete.
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Pero tampoco faltó otro. En homenaje al ritual de ahuyentar a karai octubre, los nocheros hicieron de las suyas. Un jopara de marcas bien frías, en lata, botellitas y para aquel mal pensado, no precisamente de cervezas, sino de gaseosas de todos los sabores. Lógicamente hubo alguito de birra para despedirse de nuevo de otra edición de Transchaco que hoy termina.