Autenticidad femenina

Empresaria, escritora, conferencista internacional y catedrática española. Es licenciada en pedagogía por la Universidad de Madrid y máster en Dirección de Recursos Humanos por la Escuela de Negocios CEU.

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Marta es categórica: “La clave del liderazgo femenino es la autenticidad”. En su tercera venida a nuestro país, oportunidad en la que dictó un seminario sobre neuroliderazgo en las empresas, la autora del libro La mujer líder: el talento femenino en la empresa accedió a una entrevista en la que compartió su historia y sus áreas de trabajo en la actualidad. Romo se define como una emprendedora y estudiosa de su materia. Recuerda que a los 18 años había montado su primer negocio: una heladería. La experiencia le resultó encantadora y decidió crear otras empresas. Unos años después, fundó dos asociaciones que se basan en la educación canina para asistir a personas con discapacidad. Más tarde, quiso seguir creciendo y, junto con otras personas, erigió una consultoría de RR. HH. “Por fin trabajaba en lo que me había formado”, comenta. Lastimosamente, el proyecto no prosperó. “Fue una experiencia aleccionadora. Aprendí del error”. Marta se renovó, tomó coraje y estableció una nueva empresa: Be-up, una consultoría de RR. HH. para empresas. “Es la compañía que siempre soñé”, dice sonriente. Dentro de todo ese bagaje, Marta recorre el mundo diciéndoles a las mujeres que sí se puede triunfar y que lo importante es ser una misma. “Debemos romper con la barrera mental que nosotras nos imponemos. No hay que temer en dar el paso”, exhorta.

¿Cuál es la situación de la mujer en cuanto a liderazgo empresarial? Se ha avanzado muchísimo en lo que tiene que ver con la incorporación de la mujer en los puestos directivos de las empresas. Antes solo estaba más involucrada en lo que tiene que ver con la familia, la casa, a un nivel más privado.

¿Cómo mide ese avance? Hoy, la mujer está ganando espacio en muchos ámbitos, principalmente en la política. En América Latina tenemos a varias presidentas mujeres: Dilma Rousseff en Brasil, Cristina Kirchner en Argentina y Michelle Bachelet en Chile, que están lanzando un mensaje a toda la sociedad: sí se puede sobresalir en lo que a una le gusta. Ellas son los grandes ejemplos de que se pueden abrazar los objetivos y ganar espacios de responsabilidad. A mí me parece superinteresante que las mujeres se atrevan a mostrar su talento en el ámbito político.

¿Se refleja esa apertura en las empresas? A nivel mundial, las mujeres ocupan un 24 % de los puestos directivos. Con respecto al número de mujeres consejeras delegadas, del año 2012 al 2013, el porcentaje ha aumentado del 9 al 14 %. Los cargos con mayor presencia femenina son la Dirección de Recursos Humanos y la Dirección Financiera. Con respecto al porcentaje de mujeres que se desempeñan en puestos directivos, según datos del 2013, tenemos: 5 % en Europa, 21 % en España –aquí ha habido un retroceso de 3 puntos con respecto al 2012– y 23 % en Latinoamérica. Los números aún son bajos. Necesitamos varias generaciones para poder nivelar los cupos. Cuando la sociedad comienza a transformarse, el proceso es lento. Primero, porque estamos frente a un cambio social muy profundo; segundo, la mujer ha de querer quitarse todas las barreras mentales; y tercero, la mujer debe aprender a ceder el poder en el hogar, a compartirlo con el hombre. Normalmente, era ella la que tenía el poder en la casa y el hombre en el trabajo. Hoy día, se le reclama al hombre ceder en el trabajo, pero cómo si las mujeres no lo hacen en la casa. Entonces, la situación se complica. La solución es compartir el poder que tenemos las mujeres en la familia con el hombre; de lo contrario, la conjunción casa-familia-empleo será muy difícil. Hay que compartir las responsabilidades. En este punto creo que las mujeres somos más machistas que los hombres.

La cultura machista matriarcal… Sí, lo mismo sucede en España. ¡Hombre!, en verdad que somos muy parecidos los españoles y paraguayos (se ríe). He venido ya tres veces al país y he visto ese machismo en las mujeres, y son ellas las primeras que siembran esa cultura en los hijos.

¿Cuál es la mayor dificultad de la mujer en el mundo laboral? Creo que es el miedo a mostrarnos, a ser visibles. No es el temor al poder, es más bien un problema con la visibilidad, con ponernos en un lugar en el cual los demás puedan vernos y desde allí juzgarnos, criticarnos; eso sí nos cuesta mucho a las mujeres.

¿Cómo dar ese paso hacia la visibilidad? Es importante tener en cuenta que el talento es lo que nos mueve. Si lográs desarrollar todo tu talento, si te formás, lograrás dar ese salto: ser visible, tener más responsabilidad. Me parece que la clave está en la preparación profesional de cada una. También es muy importante la formación personal de la dama, de su forma de ser. En España, por ejemplo, estamos desarrollando muchos programas de mentoring para mujeres.

¿En qué consisten los mentoring? Son programas que se desarrollan en empresas para identificar mujeres mentoras que están en puestos de responsabilidad, que han logrado un alto nivel de desempeño y fueron reconocidas por ello. Entonces, se las selecciona y prepara para formar a otras mujeres. Ese tipo de iniciativas, que capacitan profesional y personalmente a las damas, son muy necesarias para que se pueda romper la barrera de la visibilidad y puedan demostrar su talento. Yo creo que la brecha entre mujeres y hombres, nosotras, la seguimos sosteniendo. Hoy en día, en el mundo occidental, son más las barreras y limitaciones que nosotras —y no el entorno— nos imponemos.

Entonces, ¿una de las claves es la autenticidad? Hay muchísimas claves, pero creo que la más importante es la autenticidad. Hemos vivido un fenómeno muy curioso hace unos años: las mujeres copiaban el modelo masculino de liderazgo porque, claro, tenían que moverse en un mundo masculino. De esta manera, ellas eran aceptadas en ese grupo. Eso, hoy, ya no tiene sentido.

¿Por qué? Porque los tiempos cambian. Creo que la clave del liderazgo femenino es precisamente defender la manera femenina de hacer las cosas. Hombres y mujeres somos diferentes por el mero hecho de tener cerebros distintos, pero se puede trabajar en conjunto. Las mujeres sobrellevamos muy bien todo lo que tiene que ver con la multiplicidad, la capacidad de hacer muchas cosas al mismo tiempo. Además, aplicamos la empatía, que hasta hace unos años no era bien vista en las empresas y hoy se ha convertido en una de las claves para liderar en todos los ámbitos de una organización. Mi deseo es que las mujeres se atrevan a ser mujeres mientras lideran; es la clave principal: la autenticidad. Debemos aceptar que cada uno somos diferentes y a partir de allí comenzar a trabajar. Creo que los hombres también pueden aprender mucho de ese liderazgo femenino. Para mí, un líder, sea hombre o mujer, debe ser versátil, capaz de adaptarse a las circunstancias.

Marta sostiene que se deben llevar a cabo campañas de comunicación para que las mujeres mayores comprendan que se puede conseguir lo que uno se propone. “Los jóvenes ya vienen con una nueva mentalidad, son soñadores; sin embargo, debemos trabajar con la gente de esta generación que sigue con el viejo pensamiento”, explica.

Defender la feminidad

Marta estuvo por nuestro país la semana pasada para participar del Programa de Actualización Empresarial, evento organizado por Paraguay Trade Fairs y Next Consultora. Fue la tercera vez que visitó nuestro país. “Paraguay es el primer país latinoamericano que conocí. Las personas son muy acogedoras, solidarias y serviciales aquí. Lastimosamente, el tiempo no me suele permitir conocer más a fondo la ciudad, lo que me gustaría mucho. Pero voy a regresar de nuevo”, comenta. Por otra parte, exhorta a las mujeres a ser auténticas y defender la feminidad. “Si son ustedes mismas en lo que hacen, podrán llegar lejos, convertirán en realidad sus sueños”, finaliza.

Texto  jose.riquelme@abc.com.py

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