Auxilio sicológico

Cuando presenciamos un accidente, la mayoría de las veces nos sentimos impotentes. Las personas afectadas necesitan, además de atención inmediata a sus heridas, primeros auxilios sicológicos. Todos podemos y debemos ayudar.

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La vida tranquila de antaño ha cambiado. El vertiginoso ritmo y las exigencias extremas a las cuales nos sometemos pueden ser causa de accidentes en el hogar, la calle y el trabajo. “En estos tiempos de crisis y situaciones violentas es importante que la población en general tenga una idea de qué hacer y no hacer para ayudar, en lugar de solo mirar aterrorizados por la impotencia”, inicia la Dra. Susana Vázquez, especialista en estrés postraumático. 

-Antiguamente, los sicólogos de emergencia y los bomberos se encargaban de ayudar; hoy, los accidentes se han triplicado.

Así es. Actualmente, debe ser de interés comunitario que muchas personas tengan algún conocimiento sobre primeros auxilios sicológicos, que se refieren a una ayuda breve e inmediata de apoyo, cuya meta es restablecer el equilibrio emocional y apuntar a la persona a dar pasos concretos hacia el afrontamiento de la crisis. 

-¿Qué siente una persona gravemente accidentada? La persona en crisis –por el shock sufrido– se encuentra en un estado temporal de trastorno y desorganización que le impide manejar la situación, y es incapaz de resolver con sus mecanismos habituales de solución de problemas. Presenta una pérdida de control emocional, se siente incompetente e ineficaz.

-Entendemos que no se debe presumir e improvisar diagnósticos, menos decir “te rompiste tal cosa” o algún otro comentario de este tipo. Así es. Es importante ayudar y no dañar. Además, no es el momento adecuado para darle noticias de este tipo. Más bien, dejar que el médico o las personas encargadas de esta tarea lo hagan.

-¿Cuál es la actitud correcta para ayudar? Lo más útil es observar, escuchar y darle pautas de afrontamiento que ayuden a normalizar síntomas. Hacer ejercicio de respiración simple con el afectado, diciéndole, por ejemplo, “respirá profundo” mientras se está al lado acompañando este proceso. Esto ayuda a reducir la sensación extrema de estado de alerta o tensión física.

Consejos de emergencia

- Observar y escuchar si hay una necesidad de auxilio. Tal vez fuimos testigos del incidente crítico o escuchemos que alguien habla sobre lo que pasó.

- Vincularse con la persona actuando de una manera que deje en claro que se está interesado en socorrer.

- Ayudarle a sentirse cómoda y a gusto. Demostrarle con el comportamiento que la persona importa y tratarla con respeto. Un contacto breve y suave sobre la mano o el brazo puede dar tranquilidad y calidez.

- Contener emocionalmente. La persona tal vez necesite desahogarse, o compartir un sentimiento o frustración. Quizás esté en shock, y precise de espacio y tiempo. Hay que actuar de forma no agresiva y adaptarse a su realidad.

- Tranquilizarla con frases como “entiendo cómo te sentís”, “lamento lo ocurrido”, actitud que transmita empatía y que le ayude a ver sus reacciones como normales. 

- Ofrecer ayuda práctica, atendiendo a las necesidades e inquietudes inmediatas. Identificando dichas necesidades como traer un vaso de agua o buscar un elemento perdido.

- Conexión con la red social de apoyo. Ayudar a contactar con miembros de la familia, amigos y recursos de ayuda comunitaria como los bomberos o la policía, de tal forma que la persona quede acompañada.

¿A quién primero? 

Es importante saber que existen víctimas de distintos grados: las afectadas directamente (priorizando las más graves) y las de manera indirecta; por ejemplo, en caso de un accidente, los parientes también pueden precisar contención. Nuevamente se hace una escala de prioridad: a) alta (podrían sufrir agitación psicomotriz, ataques de pánico, reacciones agresivas, etc.), b) media (inmovilidad y lentitud, amnesia, entre otros síntomas) y c) baja (reacciones normales: crisis de ansiedad leve, alteración emocional leve).

Solidarios y voluntariosos

Todos podemos ayudar a tiempo. Los momentos posteriores a una situación traumática son cruciales para el afectado y se recomienda dar apoyo inmediato para que pueda superar de mejor forma el evento traumático. La ventaja de estos consejos es que pueden ser aplicados por un familiar, un amigo e, incluso, por un desconocido que haya estado presente en la situación de emergencia. No es necesario tener conocimientos previos de medicina, sicología o siquiatría; lo que se requiere es tener buena voluntad de asistir y escuchar al otro, una actitud solidaria, sin emitir juicios y con calma. Este primer contacto es el que ayudará a disminuir el dolor o miedo del afectado.

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