La comunicación no verbal (parte I)

La actitud es clave para trasmitir seguridad, calma, confianza y credibilidad. El lenguaje corporal es un aspecto sumamente importante en la carrera de los políticos, sobre todo a la hora de hablar en público, las redes sociales, sus apariciones en los medios y hasta para recaudar fondos.

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La política va cambiando con el tiempo, y también modifica su imagen y sus mensajes. Hoy en día, los políticos se construyen y el líder político tiene que seducir al elector a través de la pantalla. El líder debe ser un buen comunicador, tiene que caer bien, saber agradar a la gente; transmitir sus ideas de manera entendible, activa y eficaz y para ello tiene a varias personas detrás: algunas para escribir sus discursos, otras para diseñar sus programas, otras para producir la publicidad. Además, están los que se encargan de diseñar su lenguaje corporal.

Un dirigente político tiene la necesidad de comunicar; esto va más allá del mensaje verbal. Sabemos que en política todo es cuestión de proximidad y distancia a la vez.

La comunicación verbal y no verbal van de la mano, y cuando una de las dos falla, también falla la comunicación y el objetivo de llegar a la gente, pues de nada sirve un buen discurso en los medios visuales si la comunicación no verbal es poco creíble, o sea, sin soporte corporal. Por ello, hay que tener muy presente la comunicación no verbal, ya que, en algunos casos, puede determinar los resultados de unas elecciones. Ejemplo de ello fue el debate político norteamericano que tuvo lugar entre Richard Nixon y John F. Kennedy en 1960. Nixon, quien había estado dos semanas hospitalizado, llegó al debate pálido y cometió un grave error: se negó a utilizar maquillaje, estaba cansado y sudado, ya que venía de un compromiso político y no se había preparado para el debate. Para rematar, se vistió con un traje gris que se mezclaba con el fondo del estudio. Frente a él tenía a un Kennedy relajado, impecable, maquillado ligeramente moreno (los asesores le recomendaron que cruzara las piernas al sentarse) y vestido con un traje oscuro que mejoraba considerablemente su aspecto. Al terminar, la mayor parte de quienes lo siguieron por televisión declararon que el debate lo había ganado Kennedy, mientras que para los radioyentes el vencedor fue Nixon.

Finalmente, como podemos ver con el comportamiento no verbal, se intenta trasmitir los mismos valores que con el discurso verbal: coherencia, credibilidad y empatía, muy apreciados en la política y que, últimamente, están olvidados, ya que en estas épocas nos superan las noticias repletas de corrupción y esto ha alejado a la gente considerada de bien a practicar la política.

En la próxima edición presentaré un resumen con algunos consejos y pautas para tener un mayor éxito comunicativo.

Hasta la próxima entrega.

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