¿Está bien o no golpear al que apuñaló a tu hermana?

Si alguien le apuñala a tu hermana con el fin de robarle el celular, lo más probable es que busques a ese ladrón para romperle la cara. Actualmente, se discute mucho si la justicia por mano propia es adecuada o no, pues unos la apoyan por la falta de un sistema judicial eficiente y otros la repudian, pues afirman que el linchamiento solo genera más violencia. Entonces, la pregunta es: ¿está bien o no golpear a quien le hizo daño a tu hermana?

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Las personas que hacen justicia por mano propia son el reflejo de una sociedad cansada e indignada por no encontrar una respuesta eficaz en cuanto a la seguridad por parte del Estado. Cuando las leyes escritas no se cumplen y los criminales caminan por las calles junto con nosotros, algunos sienten la necesidad de castigar ellos mismos al que le robó a su hermana o violó a una niña de su barrio, con el fin de suplir el trabajo de protección que el Gobierno no realiza.

Muchos hoy concuerdan con poner en práctica la frase “ojo por ojo, diente por diente”, para que los ciudadanos tomen acciones contra aquellos que alteran la paz social. Cada vez más personas son víctimas de algún robo o asalto, y se sienten totalmente desprotegidas por las fuerzas policiales y la pasividad del Poder Judicial.

Sin embargo, también están quienes defienden a estos delincuentes, alegando que matar o golpear a un supuesto criminal no acabará con la inseguridad, sino, peor aún, la reforzará. Además, aunque unos ciudadanos se quieran poner la capa de justicieros, no tendrían el privilegio de estar exentos de las leyes de nuestra Carta Magna.

Tampoco hay que estar de acuerdo con matar a un asesino para preocuparse por la seguridad de un país. El linchamiento no es más que el resultado de una ineficiencia estatal y podría ser comprensible, pero no aceptable, que algunos quisieran hacer justicia por mano propia.

Lo que falta es que todos los ciudadanos se inmiscuyan en el reclamo de una operación más seria de la Policía y nuestras autoridades judiciales. Porque mientras no le peguen un tiro a tu hermano, no te importa y, mientras no sea tu novia a la que violen, tampoco te interesa. Seguramente en algunos de estos casos, vas a preguntar dónde está la justicia y, quizás, se te cruce por la mente el deseo de castigar vos mismo a esos criminales.

Por Gonzalo Recalde (18 años)

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