La inmadurez como oficio es trabajo de pocos

“No le llames a Carlitos para hacer la tarea, demasiado payaso es, toda la hora hincha la bola ha ndojapoi mba’eve”. Siempre se escucha a un amigo tratar de evitar a los kachiais del grupo cuando se quiere realizar algo serio o de suma importancia, y no desea contar con la ayuda del inmaduro por miedo a que este, con alguna estupidez, arruine el trabajo.

Pero existen amigos que en su aburrimiento mensajean por WhatsApp a sus socios para salir a divertirse con las locuras y tonterías que se manda el payaso. Los muchachos a la hora de farrear necesitan a su lado a un hombre con mentalidad de un nene de 15 años para pasar un excelente momento. Esto es debido a que el “infante” siempre sabe cómo sacar carcajadas al grupo.

Algunas personas nacieron para tener ese papel en las amistades. Son aquellas que con tan solo mirarles al rostro ya te hacen reír. Pero no todo es color de rosa para el kachiai, muchas veces se tiene que aguantar el bullying de los perros, porque, generalmente, él es el blanco perfecto para las burlas, pero nada que no se aguante durante 30 min al día.

El payaso disfruta de privilegios y sufre algunas desventajas, es un trabajo complicado y no cualquiera puede hacerlo. Debe estar alegre en todo momento y así poder transmitir felicidad a los demás, porque si él se encuentra fastidioso no logrará contentar a sus compañeros. ¿Te imaginás si tu amigo el kachiai no existiese? Tu grupo no sería lo mismo.

Por Aristides Arámbulo (17 años)