La rebelión estudiantil, el motor impulsor de los cambios sociales

Los estudiantes secundarios y universitarios han dicho basta; en menos de 12 meses demostraron que ya no se conforman con simples palabras, sino que de verdad quieren una mejor educación. Las luchas estudiantiles en nuestro país no datan del presente; se remontan a aquel lejano 23 de octubre de 1931 cuando acribillaron a 10 alumnos del CNC frente al Palacio de López y las múltiples represiones policiales durante la cruel dictadura stronista.

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Alumnos, obreros, docentes y padres iban detrás de 10 líderes del Centro de Estudiantes del CNC, que levantaban la bandera del centro y clamaban por la defensa del Chaco. Ese día murieron los 10 jóvenes, fulminados por las balas de las metralletas que eran disparadas desde la terraza de la casa de Gobierno.

Cuando el Gral. Alfredo Stroessner asumió el poder con un golpe militar en 1954, casi no encontró oposición. Entre los pocos grupos disidentes se hallaban dirigentes estudiantiles, que a solo seis días del cuartelazo, realizaron un mitín de protesta en contra de la irrupción autoritaria en el poder.

El 28 de mayo de 1959, una manifestación estudiantil en contra de la suba del pasaje del transporte público fue atropellada por policías de la montada, quienes reprimieron con dureza a los dirigentes juveniles y alumnos que protagonizaban la marcha.

Después, la lucha se remonta al año 1969, cuando el 19 de junio llegó al Paraguay el gobernador de Nueva York, el multimillonario Nelson Rockefeller. Esta “gran visita” no fue del agrado de los secundarios y universitarios, quienes demostraron su repudio al escrachar al magnate.

Los estudiantes del CNC, unidos a alumnos de otros colegios, cerraron la avda. Eusebio Ayala el día de la llegada del norteamericano. Los universitarios de Filosofía UCA e Ingeniería UNA quemaron una bandera yanqui sobre la avenida España. La visita de Rockefeller ocasionó represiones, exilios y encarcelamientos.

Las protestas de los alumnos continuaron con varias manifestaciones de rechazo a la dictadura y con las tomas de las iglesias de Cristo Rey, la Catedral Metropolitana y San José.

En los años 60 se produjo el proceso de “coloradización” de los centros de estudiantes universitarios. La cabeza del proceso de “teñir de rojo” las universidades era el secretario privado del dictador Stroessner: Mario Abdo Benítez, a quien le gustaba que se lo llame “el padre espiritual de la juventud”.

A mediados de los 80, facultades como Medicina, Ingeniería y Arquitectura de la UNA, y Filosofía y Ciencias Contables de la UCA tenían a líderes opositores en sus respectivos centros de estudiantes, los cuales se diferenciaban claramente de los centros colorados stronistas, encabezados por Derecho y Economía de la UNA.

En 1999 nació el Movimiento por la Obtención del Boleto Estudiantil (MOBE), que dio paso a múltiples manifestaciones y diálogos, logrando sus frutos en el 2000 cuando los secundarios pagaron por primera vez el medio pasaje. Dicha organización pasó a llamarse Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (Fenaes).

El 17 de agosto del 2015, los estudiantes del colegio Cristo Rey realizaron una sentata en reclamo de una mejor educación; rápidamente, se sumaron cientos de colegios de todo el país. Esto desembocó en la Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados, que se realizó el 18 de setiembre en la Plaza de Armas, con presencia de 10.000 jóvenes, quienes clamaron por una mejor educación. Así se iniciaba la “primavera estudiantil paraguaya”.

Días después de aquella marcha, se dio inicio a la toma del Campus y el Rectorado de la UNA, debido a los hechos de corrupción que azotaban a la institución. La manifestación fue denominada “UNA no te calles” y concluyó con la caída del rector Froilán Peralta y 11 de los 12 decanos de su entorno.

Este año, se retomaron las movilizaciones con la “toma de colegios”, que se iniciaron el 3 de mayo y duraron una semana. Los secundarios lograron que renuncie la ministra de Educación, Marta Lafuente,y que el presidente Horacio Cartes firme una carta de compromiso entregada por los jóvenes, en la cual expresaban sus reclamos.

Las luchas estudiantiles forman parte de la historia de nuestro país; algunas fructíferas y otras mortales. Hoy, la primavera estudiantil sigue más vigente que nunca gracias a los estudiantes, los eternos propulsores del cambio social.

Por Brian Cáceres Verón (17 años)

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