/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/HKPRCZZO4RDU3P5N7YZGQDMGUM.jpg)
Cargando...
El ministro del interior Francisco de Vargas, exdirector de la Senad, afirmó en una entrevista que la vulnerabilidad de consumo se acentúa en personas de extrema pobreza, ya que los costos no son tan elevados. A su vez, señaló que el tamaño de los estupefacientes es muy pequeño y esto complica a la policía a la hora de detectarlos.
En las calles se ven personas que piden monedas en varias esquinas, cada una de ellas con excusas, métodos y finalidades distintas. ¿Te pusiste a pensar qué hacen con la plata que se les da? Tal vez llevan el pan de cada día a sus hogares o, en el peor de los casos, logran disfrazar el hambre comprando estupefacientes. Gran parte de los jóvenes van cayendo en un abismo sin final.
Aunque, a veces, no nos detenemos a observar dentro de esta bendita tierra paraguaya, existen personas sin posibilidades de sobresalir que consiguen trabajos informales para poder sobrevivir. Seres humanos a quienes se les priva de tantos derechos, como el de la educación, salud y bienestar social. Mientras que a nuestros gobernantes les importa poco y hacen propia la frase “mba’ e pio chéve”.
Lo más triste de todo es que cuando te acercás a hablar con algunas de estas personas en las calles y te dicen: “ya no hay ilusión, debemos seguir la cadena de pobreza que le tocó vivir a nuestros padres y que también vivirán nuestros hijos”. Sin duda, alguna la desesperanza se apodera de ellos. Pero ¿cómo pedir lo contrario si ni siquiera tienen acceso a un libro?
Por Javier Morales (18 años)