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Antes de hablar de la legalización de las drogas, debemos analizar primero la naturaleza de los países que despenalizaron su consumo. Holanda es probablemente la tierra más señalada, pero es necesario entender que la mentalidad de las personas y la sociedad en general allí se encuentra a años luz de distancia no solo del Paraguay, sino hasta de gran parte de Latinoamérica. Ante esto, la pregunta que debemos hacernos es: ¿estamos preparados para algo tan radical?
Entre los beneficios que podría traer la legalización, según los que están a favor de ella, se encuentra el posible golpe que podría significar para el narcotráfico, ya que solo siendo ilegal dicho negocio podrá seguir progresando como hasta ahora. La idea de Uruguay es una de las más innovadoras actualmente. Si bien despenalizaron el consumo, decidieron controlar el mercado, cosa que podría llegar a desintensificar lo primero.
Los que están en contra de la legalización alegan que aquellas personas que prueban macoña experimentan una adicción psicológica al estupefaciente. Normalmente, esto ocurre en aquellos que la consumen estando deprimidos o con problemas familiares, aunque también es cierto que el alcohol, que es una droga legal, produce exactamente lo mismo. También se fundamentan en que la hierba causa pérdida de concentración y supuesto desinterés en los estudios y el trabajo.
Aunque se han hecho diversos análisis científicos, los resultados nunca convencen a ninguna de las partes. Ambas tienen ideas tan radicales sobre la legalización que les es difícil dejarlas a un lado para abrirse a un diálogo sensato. Los “pro” llegan a decir cosas exageradas, como que la marihuana libera la creatividad y que por eso es buena, y los “contra” la señalan como una planta maldita. Mientras se confronte en estos términos, nunca se podrá sacar una conclusión seria sobre el tema.
Por Rubén Montiel (20 años)