Palabras de un campesino que cierra calles para protestar

Dejé mi casa, mi familia y todas mis comodidades. Traje una bandera paraguaya y un sombrero piri para protegerme del sol durante el largo camino hasta la capital, donde me toca dormir en el suelo al igual que miles de compañeros campesinos, quienes vinimos a pedir a gritos un poco de ayuda, comprensión y solidaridad.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/HYXWH7ZRBJBNDCK2FSQJODF32U.jpg

Cargando...

Los conductores de vehículos nos llaman haraganes, nos dicen que trabajemos en vez de manifestarnos o paguemos nosotros mismos las deudas que pedimos se nos condonen. Pero, a veces, me pregunto qué harían ellos si el Gobierno, prácticamente, los estafase. Nos ofrecieron un mercado seguro para vender nuestros productos, como la caña de azúcar, semillas de chía o sésamo, además de un precio justo por nuestro trabajo. Prometieron una asistencia técnica que nunca llegó, nos dieron semillas en mal estado, y ahora podemos perder nuestras tierras y nuestros hogares por todos estos problemas.

Por las calles de Asunción puedo ver colegios con niños que bajan de los vehículos para ir corriendo junto con sus compañeritos. Es imposible no pensar en mis hijos, quienes tienen que caminar varios kilómetros si quieren entrar a una sala de clases para aprender. Nace en mí un pequeño sentimiento de envidia al ver varios hospitales y centros de salud que hacia mi valle no hay. Cuando nos enfermamos por la contaminación que producen los insecticidas que utilizan nuestros vecinos los sojeros, consultar a un médico parece toda una fantasía.

Desde el primer día extraño a mi familia, todavía no me acostumbro a no tener que levantarme temprano para trabajar en los cultivos, pero hoy una fuerza mayor hace que estemos acá. No se trata de una simple condonación de las deudas, lo cual es el problema principal, sino que criticamos la indiferencia por parte del Gobierno hacia el sector campesino, al igual que denunciamos el desinterés de nuestras autoridades, quienes fingen demencia y no se hacen cargo del problema, ya que ellos también son corresponsables de este contratiempo que nos toca vivir.

Mi intención no es molestarte ni tampoco que llegues tarde al trabajo. Pero te pido que te pongas por dos minutos en mi lugar y pienses: ¿qué harías vos si el Gobierno prácticamente te estafara y, cuando ya estás por perderlo todo, no te queden muchas opciones?

Por Gonzalo Recalde (19 años)

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...