Siempre viene bien una dosis de piropos

Te acabás de despertar, estás desarreglada y tenés puesta tu ropa de dormir; tu mamá te ocupa a la despensa y aceptás ir, pero malhumoradamente. Al doblar en la esquina, escuchás los halagos y silbidos de los albañiles de la obra; no importa qué tan “fea” te encuentres, ellos siempre están ahí para levantarte el ánimo con una dosis de piropos. En la mayoría de los casos, es casi imposible evitar que se te escape una sonrisa ante esta simpática situación.

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La mínima expresión de los muchachos que quieren llamar la atención de las chicas es el silbido. Aunque están los “albañiles poetas” de la obra de la esquina. Si pasás por ahí, es mejor que te prepares, ya que siempre lanzan sus frases para tratar de conquistarte, aunque lo único que logran es hacerte reír por los disparates que dicen.

Cuando estás en la vereda, esperando cruzar la calle, ndofaltái el que te bocine. Observás disimuladamente para ver si es un tipo relindo tratando de “levantarte”, pero no, es un viejo con cara de “seductor” que te pregunta si puede acercarte. Mirás a otro lado y te trata de creída por no hacerle caso.

Los muchachos de la bodega no se quedan atrás. También se manifiestan con sus expresiones amorosas, acompañadas de una mirada cautivadora. Después de un par de tragos, ya les falta un poco de coherencia a sus halagos y, en vez de disfrutar lo que te dicen, tenés que tomarte un tiempo para tratar de descifrar sus declaraciones.

También, se encuentran los tipos que tiran piropos celestiales como: “¿Qué habrá pasado en el cielo que los ángeles están en la Tierra?” o “¡qué paciencia tuvo Dios para crear semejante mujer!”. Seguidamente, están las frases artísticas como: “Del cielo cayó un pintor para pintar tu figura, pero no encontró pintura para tanta hermosura”.

Es verdad que, muchas veces, resulta un poco molesto e incómodo escuchar que personas desconocidas te halaguen. Pero también es cierto que, por lo menos, si no logran conquistarte, te sacan una sonrisa por los disparates que dicen y, en un día caótico, pueden levantarte el ánimo. Por lo tanto, siempre es bueno recibir una dosis de piropos.

Por Valeria Candia (17 años)

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