Cargando...
Entre las corridas de cada día, uno ni se percata de cómo hacen los vendedores para adecuar sus productos a las situaciones del momento, por ejemplo, mientras salías corriendo del cole o la facu a la parada de bus se largó la lluvia, y al toque comienzan a brotar estos personajes de las esquinas con sus paraguas y pilotines al rescate. ¿Cómo hicieron para ingeniarse tan rápido?
Hay varios tipos, esos que tienen de todo: control universal, antena para televisor, cotonetes, hilo y aguja, cortaúñas, y la lista sigue, pero no falta el “suertudo” que le pide algo que no tiene. También están aquellos que otorgan a sus bebidas (gaseosas, jugos) poderes curativos contra el dolor de cabeza, resaca y la mala onda.
Es innegable que muchas veces son los culpables de hacernos romper la dieta, como cuando luego de un fresco día, al volver a casa, te faltan los abrigos para calmar el frío y en eso tu olfato se agudiza para sentir el aroma de un chipá calentito. Como los vendedores son letrados se percatan de que casi sacás tu plata para comprar su producto y te insisten desvergonzadamente con su cantito para que le compres una chipita, pues ya saben que no vas a resistir la tentación.
Pero donde la máxima creatividad aflora es en los conciertos, se ponen al día con el grupo que tocará y, si es necesario, se vuelven los más rockeros del país. Son la salvación a la salida del recital cuando salís muerto de sed y en ese momento no hay nada más seductor que una fresca bebida.
Dicen que la necesidad es la madre de toda virtud, la vida difícil de muchos de estos vendedores se refleja en su creatividad para conseguir el puchero de cada día. Es cierto que varios ladrones se disfrazan de trabajadores para hacer de las suyas, pero es importante saber que existen laburadores honestos y debemos respetar su ocupación, que seguramente ya nos fue útil en algunas ocasiones.
Por Ayelén Díaz (17 años)