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La culminación de la carrera universitaria de un hijo es una de las razones de fiesta más significativas, pues, como sabemos, en el país eso es excepcional. Estas situaciones son las que reflejan la tarea de los padres y la importancia del cimiento ético que se construyó en el hogar; por esto, es doble motivo de festejo y orgullo.
La tecnología ayuda a algunos parientes que están en el exterior a comunicarse con su familia; la conversación a través de la camarita da la sensación de que no faltó nadie al encuentro.
Problemas siempre hay, pero soluciones sobran y las madres son expertas en encontrarlas, como por ejemplo, al dar a sus hijos lo mejor sin importar la escasez. No hay excusas para resignarse, es cuestión de mirar el ejemplo de los abuelos, para creer que no hay nada que no se pueda superar. También, a la hora reunirse con la parentela, las dificultades parecen minimizarse.
El humor en la mesa se apodera de las señoras, ¿a quién no le dolió el estómago de reír tanto de algo que dijo una tía? Estas mujeres pueden hacer de madres para todos los sobrinos, entre ellos no falta el que siente que es “pelada” lo que cuenta su mamá. Los papás entre “traguitos” disfrutan de la jornada, hablando de fútbol o presumiendo del encanto de sus hijas y del estrés que les produce que crezcan tan rápido.
No hay mala onda que no se cure con un beso y abrazo de los padres o abuelos, tampoco algún problema que no tenga solución. Siempre encontramos dificultades en nuestra vida, a veces nos empecinamos en superarlas solos, pero debemos tener en cuenta que con ayuda o soporte de la familia, sobrevivir es más fácil.
Por Ayelén Díaz (18 años)