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¿Y que tiene que ver esto con las adicciones de hoy en día? Pensémoslo...
Tendemos a asociar la palabra “adicción”, con el consumo de alcohol y drogas, pero adicción hace referencia a cualquier acción recurrente del cerebro que se caracteriza por una búsqueda patológica de la recompensa o alivio, a través del uso de sustancias u otras conductas. A nivel neurobiológico la adicción a sustancias (como el alcohol y las drogas), y la adicción a personas, compras, deportes extremos, u otros, comparten las mismas bases cerebrales. Y ¿qué es lo que comparten estas personas, en apariencia tan diferentes? ¿Tenemos algo en común con “ellos”?
Toda adicción parte de un sufrimiento. La persona se vuelve adicta (a algo o a alguien), buscando evadir un sufrimiento profundo que siente o alguna vez sintió. Llenar desde afuera un vacío interno fue la forma que encontró de sobrevivir emocionalmente en el mundo.
En la adicción existe una falta de libertad o una libertad muy reducida. La persona adicta, así como el personaje de Addictus, no puede decidir libremente desde la razón, consumir o no consumir “su droga”, simplemente “se lanza” hacia ella con total voracidad. Es como el hierro al imán: se lanza hacia él sin dudar y sin opción posible… pues para su naturaleza, la única opción es ir hacia el imán que lo atrae. En la adicción la impulsividad es grande y la voluntad es débil, por lo cual, no existe libertad. Uno de los trabajos a recorrer, será ir fortaleciendo el músculo de la voluntad que está tan atrofiado, e ir buscando mecanismos para regular la impulsividad.
Aunque la persona quiera justificar que “libremente” hace lo que hace y consume lo que consume, la realidad es que difícilmente pueda sostener periodos de abstinencia prolongados, simplemente apelando a su voluntad. Así como el castigo de Addictus fue ser entregado como esclavo, en la adicción la persona se vuelve un verdadero esclavo de sus partes menos sanas y menos desarrolladas.
En cualquier adicción, la necesidad fundamental de base es evitar el momento presente cuando es displacentero. Llámese dolor, tristeza, soledad, angustia o estrés: la adicción es la forma que encontró de saltar como en un trampolín: bien lejos de las sensaciones displacenteras, hacia momentos de “falsa felicidad”.