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James Coan, un neurocientífico de la Universidad de Virginia, llevó a cabo un experimento en el 2006 cuyos resultados iluminaron a todas aquellas personas que trabajamos con y al servicio de las relaciones humanas, especialmente las de pareja.
Lo que hizo James Coan fue elegir una muestra de mujeres en relaciones estables de pareja, que reportaban ser muy felices con sus cónyuges. Con su consentimiento, les aplicó una pequeña descarga eléctrica a la altura del tobillo y registró la ansiedad y el nivel de dolor que presentaban estas mujeres, antes y durante estas descargas. Repitió el mismo procedimiento tres veces: estando ellas solas, estando de la mano con sus parejas y de la mano con una persona extraña.
Los resultados del estudio mostraron que el mismo nivel de descarga eléctrica produjo una respuesta neural menor en el cerebro, cuando las mujeres estaban tomadas de las manos de sus maridos. En relaciones de pareja donde se reportaban menores grados de satisfacción conyugal, el efecto reductor era menor y poco significativo. Existía una relación directa entre el nivel de bienestar marital y el nivel de reducción del estrés y del dolor si la pareja estaba presente y la tomaba de las manos.
Mejorar las relaciones
Otro estudio, realizado en la Universidad de Harvard, mostró que el factor que mejor predice el bienestar físico y emocional es la calidad de sus relaciones interpersonales. Hasta el momento es el estudio más largo que se haya realizado para medir y estudiar la felicidad y el bienestar (duró 75 años).
Los seres humanos somos seres relacionales; hechos para la interacción con los otros y eternos buscadores del apego. Una relación de pareja estable, donde uno se siente contenido, amado puede ser suficientemente fuerte para alterar la fisiología del cuerpo, mejorar la salud, aportar calidad de vida y longevidad.
Lo mejor que podemos hacer por nosotros y nuestros seres queridos es brindar y trabajar en pos de relaciones personales de calidad y nutricias, donde predominen la empatía, el ponerse en el lugar del otro, el contacto físico, el juego y el disfrute. No existen relaciones perfectas pero podemos mejorarlas y con ello nuestras vidas.