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La doctora Graciela González Bogado, encargada del Programa de Prevención y Rehabilitación Cardiovascular, afirma que el calor excesivo puede producir cuadros como insolación o deshidratación.
“La deshidratación altera el equilibrio de la circulación sanguínea y el normal funcionamiento de todos los órganos, especialmente del corazón, el cerebro y el riñón, y a su vez estas alteraciones son más marcadas en las personas de alto riesgo o en aquellas que ya padecen alguna enfermedad cardíaca”, acota.
La experta dice que cuando estamos expuestos a mucho calor, se perturban los mecanismos de la termorregulación que permite reducir la temperatura corporal, sobre todo por el sudor y la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, que puede llevar a la deshidratación y a la alteración del sistema circulatorio.
En tanto, la doctora Mabel Valdovinos Soerensen, cardióloga, indica que “las altas temperaturas acompañadas generalmente de altos grados de humedad afectan principalmente la presión arterial, hay picos de hipertensión y también de hipotensión”.
“Además produce síntomas cardíacos como taquicardia, cansancio o falta de aire. Mientras que a los que padecen una cardiopatía en fases más avanzadas con dilatación del corazón y disminución de su función, les produce una descompensación de su insuficiencia cardíaca, con síntomas similares, pero más graves por el deterioro del corazón”, agrega.
La doctora González señala que se consideran pacientes de alto riesgo cardiovascular a los que tienen factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes, obesidad, tabaquismo o aumento de colesterol y triglicéridos. Son los que más deben ahondar en la prevención.
“Cabe recordar que las principales causas de mortalidad en las épocas de mucho calor son las enfermedades cardiovasculares, con mayor frecuencia el infarto agudo de miocardio y el accidente cardiovascular (conocido como derrame cerebral)”, resalta.
La doctora Valdovinos apunta que “se debe tener en cuenta la buena hidratación, antes, durante y después de la actividad física, pues cuando se la realiza se pierde mucho líquido y electrolitos como el potasio, magnesio y sodio, a nivel de la piel, por el sudor. Los pacientes saludables también deben tomar las mismas precauciones, e ingerir suficiente agua para reponer lo perdido”.
Más agua y menos azúcar
La doctora González Bogado informa que es importante ingerir suficiente agua, y evitar las bebidas azucaradas o las que poseen gas.
“Así también es válido llevar una dieta sana con frutas y verduras, evitando las grasas, los azúcares, y la sal en exceso. Si se hacen viajes largos que obliguen a estar sentados por largo tiempo, es bueno hacer pausas para caminar y estirar las piernas”, recomienda.
También recomienda “cuidado con los medicamentos, que deben permanecer en un lugar fresco y seco, sin exponerlos al sol ni a temperaturas elevadas. Si va a hacer ejercicios al aire libre hacerlo bien temprano o a la noche, cuando ya no haga tanto calor”.
Se recomienda para toda la población hacerse el chequeo anual, y consultar lo antes posible si presenta algún malestar, falta de aire o dolor en el pecho, sobre todo en pacientes de riesgo. El objetivo es disfrutar del verano y el tiempo de ocio, entre familiares y amigos, con responsabilidad, cuidando sobre todo a los grupos más vulnerables. No hay descuidar a los niños y también a los adolescentes, que pueden exponerse innecesariamente a altas temperaturas, con el riego de tener alguna complicación grave”, afirma.
El líquido vital
La doctora Valdovinos dice que “el agua es vital para el funcionamiento de todos los órganos, incluyendo el corazón, pues 60% de nuestro cuerpo está compuesto de líquidos y su falta repercute en el funcionamiento normal de los órganos vitales, más aún si se pierden electrolitos, produciendo trastornos en la presión arterial, inclusive arritmias severas que llevan a la muerte”.
Tome precauciones.