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Los jóvenes pueden acabar siendo agresivos, y al mismo tiempo tímidos, inhibidos e inseguros, con la autoestima baja al no tener a sus padres al lado.
La Lic. Carmen Guimaraes, psicóloga clínica, indica algunos consejos para mejorar y ayudar a madurar a los jóvenes.
-Las familias en las que los padres son sobreprotectores a simple vista son considerados como ‘muy buenos padres’, pero en realidad los padres de esta manera no brindan a sus hijos la oportunidad ni el espacio para tomar sus propias decisiones.
-El rol de los padres debería ser enseñar y transmitir con su ejemplo, los valores morales y su historia. Ejercer la autoridad con libertad, mucha firmeza y flexibilidad a la vez, sin olvidarse del afecto, que es la savia de la vida.
-Recuerde que los hijos aprenden a convivir en sociedad para luego, cuando sea el momento adecuado, seguir sus caminos, como personas de bien y así ser protagonistas en la construcción de sus propias realidades.
-Todos los integrantes de la familia tendrán derechos y deberes que cumplir. Podrán equivocarse y aprender de sus errores, además de disfrutar de sus logros.
-Un buen padre asume su verdadero rol y sabe que es ‘guía’ y no se siente ‘dueño’ de sus hijos. Respeta sus espacios, decisiones y los estimula a que crezcan como personas íntegras e independientes.