El desafío de los padres

La mayoría de los padres se sienten preocupados acerca de cómo educar a sus hijos. Todos quieren verlos disfrutar de una vida sana y lo más satisfactoria posible, pero a veces no tienen tiempo para hablar y escuchar.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/7YCHR3RA6VDE3KUOA4BCFYRNRA.jpg

Cargando...

La psicóloga Liz Rocío Amarilla Esposito, especialista en adicciones, destaca el deseo de los padres de darles una hermosa vida a sus hijos. “Pero cuando se plantean cómo conseguir este objetivo, es cuando muy probablemente surjan miles de preguntas, muchas incertidumbres y hasta sientan un poco de temor”, afirma.

En ciertas situaciones, sin embargo, no se sabe cómo manejarlos o se duda de estar haciendo bien las cosas.

“Los padres son modelos ya que desde el momento en que nace, el niño empieza a aprender las actitudes, pensamientos y qué hacer en cada situación, qué sentir en determinados momentos, qué esperar respecto a los otros. Estos aprendizajes los realiza gracias a la gran capacidad de imitar que poseen. El niño imita a todos los que le rodean: a sus padres, abuelos, hermanos, compañeros, profesores y artistas de televisión”, dice.

Pero no todas las influencias tienen la misma importancia afectiva para el niño. “Las que perdurarán más y llegarán a formar parte de su manera de comportarse son las que aprende de las personas más importantes para ellos: sus padres”.

Por eso, si queremos que nuestros hijos no aprendan algo, es importante que tampoco nosotros lo hagamos. “Si actuamos con prepotencia estacionando en cualquier lado por ejemplo, o no formamos filas, discriminamos a los sectores menos favorecidos, no somos solidarios, y avalamos la corrupción. Hasta coimeamos, transgredimos las normas impuestas en el colegio, en la calle o en ámbito que actuemos, lo más probable es que estas conductas las repitan”, indica. La contradicción es un elemento negativo en la formación de los hijos, puesto que genera muchas confusiones y la palabra pierde valor cuando le decimos: “sé bueno, honesto y solidario”, y no lo hacemos.

Otro de los elementos que hay que considerar es la importancia de la comunicación en la familia.

“Uno de los mayores anhelos es conocer a los hijos, saber sobre sus preocupaciones, sus dudas, deseos, y que confíen en los adultos. Y una condición importante para dar lugar a esto es que en su familia sea habitual que todos hablen, discutan e intercambien respetuosamente sus pareceres”, dice la experta.

Hablar y escuchar

“Es importante que los padres hablen con sus hijos y los escuchen, de lo que hacen, cómo se sienten en su escuela, cómo es su trabajo, que les preocupa, que les gusta, que les pone contentos”, todo ello forma parte de nuestra vida diaria.

Por otro lado, es aconsejable “mostrar respeto por sus ideas y opiniones, aún cuando no coincidan con la de los progenitores. De esta forma aprenderán a dialogar y tendrán la certeza de que en la casa se puede hablar de cualquier tema, que despierte su interés”.

Es un error, considera Liz, esperar que el hijo tenga una determinada edad para empezar a hablar y escuchar sobre temas que le interesan. “Él agradecerá que conteste a todas sus preguntas e iniciar conversaciones sobre asuntos que puedan preocuparle incluso en el futuro”, añade.

“Tenemos que hablar con los niños, con los adolescentes, porque por más que estén conectados a un celular o tablet se sienten cada vez más solos”, opina.

Dígales a sus hijas e hijos que los ama, que está ahí para acompañarlos y que valoren la vida.

* Formada en la Universidad de Buenos Aires, UBA.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...