El hombre violento

Las cifras de violencia contra la mujer no cesan de crecer, y el primer paso para combartirlas es actuar, decir ¡stop! ante las constantes agresiones verbales como físicas, que terminan en el femicidio.

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La Lic. Zully Castillo, psicóloga, indica que la sumisión de la mujer es una conducta aceptada socialmente en una relación de pareja. La creencia de que ella es la responsable del hogar y que debe salvar la familia soportando la violencia, hace que aprenda a no defenderse, a no tomar decisiones, a ser dependiente y sumisa.

–¿La cultura machista hace que las mujeres crean ser culpables de todo?

–La cultura machista hace que las mujeres crean ser culpables de provocar la situación de violencia, y el sentimiento de culpa a la hora de denunciar al padre de sus hijos hace que retire la demanda y que acepte supuestos acuerdos o conciliaciones que no la favorecen. Las constantes agresiones generan en la mujer sentimientos de inseguridad, invalidez, aislamiento, autoestima debilitada u otra conducta similar.

–¿Es verdadero el dicho de que si golpea una vez lo volverá a hacer?

–Así mismo, existe mucha probabilidad de que el hombre violento vuelva a serlo, ya que en la fase de arrepentimiento se muestra cariñoso, atento, es el mejor marido o pareja que pueda existir. El agresor hace sentir que todo está bien, promete buscar ayuda y afirma que cambiará, sin embargo, esto no sucede, pues no considera que su conducta violenta esté errada, al contrario, justifica como un medio de enseñar a respetar u obedecer.

–¿Esta conducta agresiva tiene que ver con un pensamiento de superioridad con respecto a la mujer?

–No. De acuerdo a cada sociedad y cultura se van configurando las formas en que las personas se relacionan en todos los aspectos de la vida. La conducta es producto de la cultura en la sociedad a la que pertenece, lo que determina la forma en que cada persona piensa, cree y actúa. Se establecen las desigualdades en las relaciones entre hombres y mujeres, y especialmente en aquellas enfocadas al manejo del poder.

–¿Influye la educación que recibieron en su niñez?

–Influye, porque nos educaron para ser sumisas, a tolerar el maltrato de la pareja porque “eso tiene que ser nomás luego así”. Si en la familia había violencia tiende a repetirse el mismo patrón de conducta, considerando que el machismo es muy dañino para la sociedad, porque al hombre le enseñaron que tiene poder. Se cree con derecho a maltratar a la mujer.

–¿Los constantes gritos también forman parte de la violencia?

–Sí, se inicia cuando el hombre reacciona gritando porque piensa que es la forma de actuar. La violencia es la intención de dañar a la persona y la agresión es la capacidad de defenderse ante situaciones. No debería reaccionar gritando y mucho menos con golpes, ya que no tiene ningún derecho a agredir, ni siquiera en forma verbal a otra persona.

–¿Cómo frenar a un hombre violento?

–Primero el hombre debe reconocer que es violento y luego de este paso los familiares y amigos lo ayudarán, deberían hablar con él e iniciar el proceso de recuperación con profesionales.

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