El suicidio

Atentar contra la vida es una posibilidad cuando los sujetos vulnerables en situación de crisis suicidas sufren por motivos multicausales. Enfermedades, abandono, soledad, tristeza infinita, pueden llevar a una terrible decisión.

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El profesor doctor Sergio Andrés Pérez Barrero, fundador de la sección de suicidiología de la Asociación Mundial de Psiquiatría y de la Red Mundial de Suicidiológos, estuvo en Paraguay. El especialista es cubano, autor de muchos libros como “Psicoterapia para aprender a vivir”. Su venida se produjo para debatir acerca de los casos recientes de suicidios en personal de blanco. Le consultamos acerca de este fenómeno que penosamente sucede en nuestro país en todas las edades y estratos sociales. Sin más preámbulos, el especialista respondió.

–El problema es que el suicidio es una causa de muerte muy democrática; los médicos no estamos vacunados contra esa posibilidad.

Además, muchas personas con algunos problemas de personalidad van a este tipo de carrera, la medicina, muchos a inventarse a ver si tienen posibilidades de mejorar sus expectativas, que no son satisfechas por la propia carrera.

–¿Se puede hablar de un gen suicida, o es algo que surge a raíz de una profunda depresión?

–En estos momentos, ambas cosas están siendo cuestionadas; se están estudiando. Ya se sabe que hay enfermedades en que el suicidio es un síntoma. Se sabe que afectó a personas como Winston Churchill, Ernest Hemingway y Van Gogh, que terminaron en suicidio, algunos; son los trastornos del estado de ánimo. En estos momentos, sin embargo, también se analiza la posibilidad de que el suicidio sea heredado genéticamente; hay un gen herededado.

El doctor Humberto Correa, jefe de Psiquiatría de la Universidad de Minas Gerais, es toda una autoridad en la genética del suicidio en América, uno de los estudiosos de este tema.

–¿Qué opina de la teoría de Durkheim, que sostiene que la tasa de suicidios es constante en las sociedades? 

–Ninguna de las teorías explica el suicidio. La durkheiminiana explica como lo que sucede en mi país, con muchos cambios para los que no están preparadas las personas, que son motivo de suicidios: los motivos económicos. La explicación tiene que ser multicausal; en estos momentos, diátesis-estrés, es decir, tu tendencia. Por ejemplo, yo puedo ser un alcohólico genéticamente, pero puede que no lo desarrolle si no hay eventos. Pero si se muere un ser querido, me divorcio, me quedo sin trabajo, puedo desarrollarlo, porque tengo la tendencia. No es al 100%; puedo enfrentar esos eventos, pero tengo la tendencia. Pero si sé que tengo, para no ser vulnerable, puede que no utilice el alcohol como manera de ahogar las penas.

–La gente siempre piensa “por qué lo hizo”, la razón de quitarse la vida. 

–El motivo no es lo más importante. La gente busca el motivo (por qué lo hizo), y más eficaz que eso es “para qué lo hizo”, para qué es el significado, para qué hizo esto.

Alertas del suicida

–¿Qué hacer cuando se trata de un adolescente que da ciertas señales?

–Tomarlo en serio a un chico normal. Las alertas son sencillas. Si está deprimido –en la adolescencia la depresión hace cambios conductuales–, tiene problemas con la autoridad, abusa del alcohol y hasta llega a casos policiales, desórdenes. Hay que analizar si está deprimido.

Los del segundo grupo son los que ya intentaron quitarse la vida, realizan los gestos suicidas, se cortan. La familia no les da importancia; piensan sus allegados que es un teatro. Pero es comunicación suicida, esta la amenaza suicida. Dicen, “es un alardoso, manipulador”.

Un tercer grupo de suicidas son los familiares del que ya se mató, sobre todo, en las primeras semanas del duelo, porque pueden tener un efecto imitativo, en calidad de reunión. Las personas que más se suicidan están entre los 35 y los 44 años.

¿Qué hacer?

Las 24 o 48 horas que prosiguen a una crisis suicida son trascendentales. Para preservar la vida, el doctor Pérez Barrero aconseja que “la persona quede en un lugar internado, en una unidad de intervención en crisis con breve estadía. Así se busca eliminar los síntomas más molestos”.

En algunos, comenta el experto “se puede implementar una terapia de sueño, porque a veces tú pones a la persona a dormir y el cerebro descansa. Al despertar piensa diferente el individuo. Ya que cuando una persona está muy angustiada y preocupada suele tener además insomnio, incluso días de no poder dormir”.

En Latinoamérica los suicidios se producen en mayor número en “Guyanas, Uruguay, Trinidad y Tobago y Cuba”, puntualizó el catedrático.

La Organización Mundial de la Salud recomienda “evitar el suicidio con el tratamiento de personas con trastornos mentales, y en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia”. 

Recomienda además “seguimiento de los pacientes que han cometido intentos de suicidio; fomentar un tratamiento responsable del tema en los medios de comunicación”. Es muy importante “formar a los profesionales de la atención primaria de salud.

En otro pasaje de su página web, la OMS indica que “solo un escaso número de suicidios se producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos evidentes de sus intenciones. Por consiguiente, deben tomarse en serio todas las amenazas de autolesión. Además, la mayoría de las personas que intentan suicidarse son ambivalentes y no buscan exclusivamente la muerte”.

Asombrosamente, “muchos suicidios se producen en una fase de mejoría, cuando la persona tiene la energía y la voluntad para convertir sus pensamientos desesperados en una acción destructiva”.

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