Entrenar y estimular

La máster en neuropsicología Celeste Doldán afirma que “la demencia es una entidad que deteriora precisamente aquello que nos hace humanos, perdemos nuestra historia, nuestras habilidades lingüísticas, nuestras capacidades motoras, nuestra capacidad de orientarnos en un espacio y en un tiempo, entre otras; nos sumerge en un mundo solitario y lejano”.

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“Una evaluación neuropsicológica es importante para obtener una estimación lo más sistemática y objetiva posible de las capacidades y los déficits cognitivos, comportamentales y adaptativos del paciente. Además, la detección precoz (indicada para relevar deterioro incipiente y especialmente cuando se trata de pacientes con un alto nivel intelectual premórbido). Por otro lado ayuda a la contribución al diagnóstico diferencial, a la clasificación del grado de severidad del cuadro, es decir, determinación de fase evolutiva”, agrega.

Refiere Doldán que “para las pruebas evaluativas se realizan diversas entrevistas a los diferentes componentes del entorno (evaluación ecológica), como la familia, el paciente, los cuidadores. Además la valoración neuropsicológica, como la aplicación de las baterías (test), así también la evaluación de las actividades de la vida diaria del paciente”.

¿Por qué estimular a un paciente con demencia?

La máster señala algunos puntos respecto a la importancia de la estimulación:

-Es fundamental para tratar de mantener las capacidades remanentes del paciente.

-Disminuir la dependencia el mayor tiempo posible.

-Retrasar la institucionalización o la presencia de enfermeros o cuidadores.

-Mejorar la calidad de vida del enfermo y de la familia.

-Mejorar la comunicación entre el enfermo y la familia.

-Evitar la postración temprana.

-Mejorar los problemas de conducta.

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