La piel en verano

El sol produce daño en la piel de los niños de manera acumulativa, lo que en el verano ocurre más porque buscamos lugares donde refrescarnos en el agua, sin tener en cuenta los horarios de mucha incidencia de los rayos ultravioletas. Los adultos también deberán tener en cuenta los riesgos y las consecuencias.

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La doctora Vania Diez Pérez, dermatóloga pediatra, explica que los rayos ultravioletas son más potentes en el verano, por lo tanto el riesgo de sufrir lesiones en la piel aumenta en esta época del año.

“La evidencia científica enlaza una exposición intensa e intermitente a la radiación ultravioleta (RUV) y las quemaduras solares durante la infancia y adolescencia con el aumento del riesgo de cáncer de piel, más tarde en la vida. La exposición temprana a la luz ultravioleta también se ha relacionado a un aumento del riesgo de desarrollar nuevos pigmentados o lunares”.

Entre los efectos adicionales de la exposición a los rayos ultravioletas en la piel del adulto incluyen “hiperpigmentación en verano y recuperación posterior en invierno, inmunosupresión local, y riesgos a largo plazo de envejecimiento precoz de la piel”.

Aquellas personas que se exponen crónicamente al sol, como por ejemplo, los agricultores, los ganaderos, los pescadores y la gente que habitualmente toma sol, “tienen un riesgo mucho mayor de presentar lesiones cutáneas”, según la profesional.

Los menores

“Los lactantes menores de un año y los niños pequeños de uno a tres años de edad son muy vulnerables a la radiación ultravioleta debido a los bajos niveles de melanina protectora (sustancia química de nuestra piel, encargada de absorber los rayos ultravioletas); y debido a que la capa más superficial de la piel es más delgada”. Recordemos que el mayor tiempo que los niños pasan al aire libre es otro factor que los ubica en situación de riesgo.

La doctora Vania destaca que “en estos grupos, los cuidados de la piel en el verano incluyen una adecuada protección solar. Las medidas incluyen sombreros y prendas de vestir, estas últimas si son de colores oscuros, son más efectivas para bloquear las radiaciones ultravioletas”. En cuanto al horario, “la exposición solar limitada durante las horas de intensidad pico, desde las 10:00 hasta las 16:00, se aconseja buscar la sombra, usar lentes de sol con protección UV y, desde los 6 meses de edad en adelante, el uso regular de productos de protección solar”.

Cuidemos a los chiquitos

Evitar el sol es la estrategia de primera línea para los lactantes menores de seis meses, dada la facilidad de controlar la exposición a esta edad. “Vestir a los bebés con sombreros de ala ancha, ropas livianas pero de trama apretada, que son menos susceptibles a la penetración de la radiación ultravioleta y el uso de sombrillas. En los menores de seis meses no se recomienda el uso de protectores solares”.

En nuestra sociedad existe la necesidad de difundir estos hábitos de vida saludable; “es importante que los adultos y sobre todo aquellos que en su vida cotidiana, ya sea por su actividad laboral o por recreación, se exponen al sol, adopten conductas de fotoprotección adecuadas. Los niños pueden adquirir pautas de protección solar y dar continuidad a las mismas a lo largo de su vida”, culmina.

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